Sobre la biografía y la historia. 1945


Índice

Advertencia                                     

                                               I

La biografía como tipo historiográfico

Sobre la biografía española del siglo XV y los ideales de vida

Fernán Pérez de Guzmán y su actitud histórica

Hernando del Pulgar y los claros varones de Castilla

                                               II

El despertar de la conciencia histórica

La llamada Edad Media


Advertencia                                    

La historia es una disciplina proteica y varia en la que caben muy diferentes preocupaciones. Desde el más simple hasta el más complejo de los procesos que integran el desarrollo de una comunidad, todos resultan atrayentes para el observador histórico, y siempre hay un espíritu curioso dispuesto a interesarse por aquel que parecía más insignificante y humilde. Sin duda no todos los procesos históricos son de igual jerarquía, pero acaso ninguno carezca de ese encanto sutil -propio de la historia- que reside en la mutabilidad de las cosas.  La evolución de la vida histórica en el plano de lo económico-social o en el de lo espiritual parece un tema digno del más alto espíritu; una campaña brillante, un acontecimiento heroico, una existencia tendida hacia un ideal, son también, aunque en otro aspecto, asuntos subyugantes en los que resalta el pathos y en los que el curioso buscará el tibio matiz de humanidad. Pero con todo eso no se agota el campo de la historia. Quedan todavía otros protagonistas de otros procesos de escondida significación, que, pese a su incorporeidad, adquieren a veces una fuerza titánica y mueven con su tenue vigor las macizas estructuras de la realidad. Este es el sino sublime y trágico de las ideas, fuerza oculta y trascendental de la vida histórica.

Acaso carezca la historia de las ideas de la llamativa dramaticidad que se advierte en otros procesos en los que el hombre participa con todo el bagaje de sus pasiones; no le falta, en cambio, la medida emoción que le proporciona la gravedad y trascendencia de su influencia. A lo largo del tiempo, la urdimbre de las ideas parece componerse y descomponerse según un principio sui generis, en nada semejante, pese a las formas verbales con que se lo describa, a los procesos biológicos o mecánicos. Se las ve agruparse formando sistemas coherentes, adentrarse en el alma colectiva, trascender en una conducta, y comenzar luego a disgregarse en un dramático desenlace cuya peripecia fundamental es el duelo entre los principios del sistema caduco y las nuevas formas que crecen, aisladas y aparentemente inconexas, hasta volver a constituir, a su vez, un sistema orgánico. Así llegan a predominar en un preciso momento ciertas ideas renovadoras sin que, entretanto, hayan desaparecido totalmente los crisoles en que se constituyeron.

Ese duelo entre las ideas -bueno es señalarlo- no constituye un mero proceso intelectual, sin resonancias en la vida inmediata. Las ideas, en efecto, se elaboran lenta y trabajosamente en el plano intelectual, pero, a medida que cuajan y se adentran en capas humanas cada vez más extensas, trascienden de él y alcanzan a otros planos de la vida. Poco después, ya no son ideas puras; se han tornado principios y condicionan actitudes; se manifiestan como preferencias e ideales y comienzan a orientar la conducta. A partir de entonces, las ideas adquieren un tono combativo y militante y se comportan como armas de guerra al servicio de los grupos que las sustentan. De este modo, contempladas en perspectiva, las ideas tienen también una historia apasionante.

Una circunstancia presta a su estudio cierto matiz que obliga a una singular finura en su tratamiento. La historia de las ideas posee otro ritmo que la historia política, social o económica; sus etapas suelen ser anacrónicas con respecto a sus correspondientes en estos otros territorios, y es menester señalar con cuidadosa pulcritud las relaciones temporales para que el juicio sea exacto y las concomitancias justas. Pero esta circunstancia agrega un nuevo elemento de dramaticidad a la historia de las ideas; porque contempladas en perspectiva, y sabiendo cuál había de ser su sino, resulta doblemente intenso el espectáculo de cómo aparecieron y de qué modo adquirieron forma dentro del sistema que estaban destinadas a quebrar.

Los ensayos que constituyen este volumen pertenecen a este género de investigaciones. Dentro del campo de la historia de las ideas, se circunscriben en el más reducido de las ideas históricas; pero estas últimas, por su propia naturaleza, están estrechamente vinculadas a las que predominan en otros ámbitos del pensamiento y a las que operan en el seno mismo de la realidad. Así, estos ensayos son, al mismo tiempo, análisis de las ideas históricas y de las  circunstancias que las originaron o las moldearon.

Los cuatro primeros ensayos estudian el problema de la biografía. Uno de ellos -el primero- es un esbozo para una historia del género biográfico, en el que procura precisar cuáles son los principios que lo rigen y cuáles han sido sus etapas a lo largo de la cultura occidental. Los tres que le siguen se refieren a un periodo en el que la biografía ha tenido particular significación: en España, en el siglo XV, adquiere el género notable relieve y cuaja en obras de extrema dignidad. Se lo estudia en estos ensayos desde un doble punto de vista. Por una parte -en el que titulo La biografía española del siglo XV y los ideales de vida– se analiza el juego de los ideales tal como lo atestiguan las obras biográficas de la época. Por otra se examina la actitud histórica que mueve a los más altos representantes del género -Fernán Pérez de Guzmán y Hernando del Pulgar- caracterizando sus rasgos peculiares y sus afinidades con la sensibilidad general del tiempo.

Fuera de este conjunto, se incluyen dos ensayos que corresponden al mismo tipo de preocupaciones.  En uno se analiza cómo surge -a mi juicio- la conciencia histórica, creando un polo de la concepción de la vida histórica que no puede perderse de vista cuando se analiza el problema de la biografía. En el otro se estudia cómo se constituyen los conceptos históricos, a través del caso particular de Edad Media. Acaso cabría preguntarse si estos ensayos poseen una unidad íntima que justifique su reunión en un volumen. El autor está seguro de que los unen tanto el punto de vista con el que ha realizado las investigaciones parciales como su pensamiento acerca de los problemas de la historia. En el fondo, eso es lo más importante, porque, más que la contradicción en detalle -siempre posible, dado el principio acumulativo de la cultura- interesa que no exista contradicción en el enfoque general de los problemas. Y en el análisis de estos temas de historia de la cultura se ha seguido con fidelidad un criterio metodológico e interpretativo riguroso y madurado, que presta al conjunto de las conclusiones una auténtica coherencia interior.


Nota del editor 

Textos incluidos en este volumen.

Romero, José Luis. “Sobre la biografía española del siglo XV y los ideales de vida”. En Cuadernos de la Historia de España, tomos 1-2, Buenos Aires, 1944.

Romero, José Luis. “La biografía como tipo historiográfico”. En Humanidades, tomo 29, La Plata, 1944.

Romero, José Luis. “Estudio preliminar”. En Hernando del Pulgar, Libro de los claros varones de Castilla, Buenos Aires, Nova, 1944.

Romero, José Luis. “El despertar de la conciencia histórica”. La Nación, Buenos Aires, junio de 1945.

Romero, José Luis. “Fernán Pérez de Guzmán y su actitud histórica”. En Cuadernos de Historia de España, tomo 3 , Buenos Aires, 1945.

Romero, José Luis. «La llamada Edad Media». En La Nación, Buenos Aires, 1945.

Sobre José Luis Romero y la biografía, ver:

Bragoni Beatriz. Biografía e historia en la agenda intelectual de José Luis Romero.

Rosendo Fraga. José Luis Romero, la biografía y la historia.