Entrevista con José Luis Romero al iniciarse la serie de audiciones en el SODRE
PERIODISTA: …y resuelto el SODRE a organizar una serie de audiciones de divulgación histórica, se encomendó su realización al Dr. José Luis Romero, Profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias, quien ha preparado los textos, y hoy está aquí para conversar con nosotros acerca de los caracteres generales de esta audición. Ante todo, Dr. Romero, querríamos que nos explicara qué valor le atribuye a la divulgación histórica y si confía en el valor educativo de estas audiciones.
JOSÉ LUIS ROMERO: Puedo asegurarle que estoy seguro de su alto valor educativo, aunque no estoy tan seguro de haber logrado todo lo que podría hacerse en este terreno. El compromiso era grande para mí, y mi experiencia escasa, pero la empresa me seducía. Para un estudioso de la historia, que, además, es un especialista en una de sus ramas, la divulgación constituye un fantasma del que quiere huir y cuya sombra necesita. Habituado al esfuerzo crítico, a la matización y al análisis, se horroriza de las formulaciones generales, de los enunciados demasiado vastos de los que teme que sean mal entendidos, de las síntesis arriesgadas cuyo destino es alojarse en una mente insuficientemente preparada.
PERIODISTA: Pero, sin embargo, dice usted que el historiador, el especialista, necesita la sombra de ese fantasma.
JOSÉ LUIS ROMERO: Esta es la cuestión. Si el historiador no crea su público, si no batalla por la difusión del hábito de la lectura histórica, si no contribuye a devolverle a la historia esa palpitación humana que ha tenido siempre y que parece perder, el menester al que dedica su vida se torna estéril y sin sentido. El historiador que investiga y hace luego públicas sus investigaciones no puede dirigirse siempre al círculo reducido de los especialistas. Si esa fuera su única finalidad, sería bien triste el panorama de la ciencia histórica y quedaría de manifiesto su escasa densidad vital. Ahora bien, no puedo imaginarme un saber en el que la densidad vital sea mayor que en el saber histórico.
PERIODISTA: Según eso, la divulgación sería el método para despertar el interés por la historia en capas más vastas del público culto…
JOSÉ LUIS ROMERO: Naturalmente, porque sin ese interés, sin esa resonancia, el historiador tiende a convertirse en el mero erudito y, al mismo tiempo que deserta de su misión, priva de su aporte al hombre reflexivo que quiere conformar su vida y su conducta según una conciencia histórica que lo sitúe en el mundo circundante. Y su lugar será ocupado por quien sepa decirle las cosas de cierta manera, aunque no sepa bien lo que deba decir.
PERIODISTA: Quiere decir que hay una manera especial de decir las cosas en la esfera de la divulgación…
JOSÉ LUIS ROMERO: ¿Quién puede dudarlo? La divulgación debe ajustarse a una técnica nada sencilla. Hay que saber proveer al no iniciado de todo aquello que necesita para entender lo que se dice. Y esto sin fatigar demasiado, y en el lenguaje que pueda entenderse en cada caso. Pero sobre todo es necesario dejar que asome el interés universal de la historia, para que nadie que esté atento pueda escapar a este reclamo, a esta incitación a la conciencia vigilante. Y como además hay que entretener, para impedir que el oyente dé vuelta el dial…
PERIODISTA: Entonces hay una forma especial de técnica radiotelefónica para la divulgación…
JOSÉ LUIS ROMERO: Por lo menos hay una serie de condiciones a las que hay que tratar de ajustarse. La falta de contacto personal con el oyente impone como norma fundamental la de tratar de sostener su interés a toda costa para impedir que huya este oyente desconocido y misterioso con quien queremos dialogar. En una conferencia pública podemos aburrirlo, confiando en que por discreción no abandonará la sala. Pero en este caso el gesto de dar vuelta el dial es imperceptible y se realiza despreocupadamente, hasta sin ánimo de herir ninguna susceptibilidad. Y la voz empieza a vagar por el espacio mientras las ondas hertzianas se sonríen con conmiseración. La primera norma es la de mantener el interés.
PERIODISTA: ¿Y cree usted haberlo conseguido, Dr. Romero?
JOSÉ LUIS ROMERO: Sólo sé que he tratado de hacerlo. Me he valido de mi experiencia de lector, de investigador, de profesor de enseñanza media, de profesor universitario, de oyente de conciertos y conferencias, de escucha radial, y sobre todo me he valido de los consejos de mi querido amigo Héctor Murialdo, sin cuyas observaciones no hubiera encontrado algunas vías de evidente eficacia para el logro de mis propósitos. Con todo ese bagaje me he puesto a la tarea.
PERIODISTA: ¿Y qué criterio ha seguido para afrontarla?
JOSÉ LUIS ROMERO: He querido centrar el interés de cada audición sobre un momento de la historia, haciendo concurrir cuantos elementos tuvieran relieve y significación para destacar la complejidad y la variedad de la vida histórica. Con eso creí poder acercar al oyente una imagen aproximada de su naturaleza, simbolizada en el sincronismo múltiple. Esa variedad debía ser, además, el instrumento para mantener el interés.
PERIODISTA: Y esos elementos, ¿a qué aspectos de la historia corresponden?
JOSÉ LUIS ROMERO: Al de la realidad social y al de la cultura. Precisamente mi esfuerzo tendía a señalar la correspondencia entre ellos. Quería que se reparara en el trasfondo de la cultura, en su contorno humano y social, e inversamente, que se reparara en esta ínsula que en la realidad social constituye el hecho insólito de la creación o la aventura singular del pensamiento. Sólo la reunión en la conciencia de ambos elementos suscita la recta comprensión del pasado y sólo de este modo se aviva la experiencia histórica.
PERIODISTA: Para terminar, Dr. Romero, ¿podría decirnos algo del material utilizado en estas audiciones?
JOSÉ LUIS ROMERO: Puedo decirle que no hay en ello nada que no se ajuste estrictamente a la verdad histórica. Los textos y los fragmentos musicales han sido elegidos cuidadosamente y sólo por insalvable dificultad han sido introducidas algunas variantes de detalle en los primeros para facilitar la rápida comprensión del oyente que, a diferencia del lector, no puede detenerse en lo que no comprende bien. Fuera de eso, la fidelidad es absoluta.
PERIODISTA: Bien, esperemos que las audiciones tengan buena acogida y el mayor éxito.
JOSÉ LUIS ROMERO: Si eso ocurre, el mérito será sobre todo del SODRE, siempre preocupado por desarrollar una altísima labor de cultura, y de la señora Reina Reyes, a cuyo entusiasmo se debe que estas audiciones estén en el aire. Pero no puedo terminar sin expresar mi agradecimiento al Director que las ha montado, Héctor Murialdo, y a los jóvenes actores que han colaborado en ellas, con rara inteligencia y comprensión.