No es excesivamente frecuente encontrar en la bibliografía histórica un libro que reúna la densidad de la documentación, la claridad en el planteo de los problemas y el secreto encanto de la evolución del pasado. Para que llegue a combinar tales virtudes un estudio de esta naturaleza, debe poseer su autor algunas calidades que no siempre aparecen juntas en un mismo espíritu, y es menester que las distintas faenas que requiere la reconstrucción histórica no hayan embotado los agudos filos de la sensibilidad. Esto es lo que no suele ser frecuente, y es grato señalar a la atención del lector culto la aparición del poco usado caso.
Lidia Besouchet nos ofrece en español un ensayo histórico sobre uno de los más sugestivos personajes de la historia brasileña al que cabe asignar aquellos caracteres. Quien leyó Mauá y su época, publicado en 1940, sabe ya de su asiduo contacto con las fuentes documentales y su celo erudito para buscar, donde sea posible hallarlos, todos los testimonios necesarios para completar la visión del personaje y de la época que estudia. Esta capacidad para la investigación directa vuelve a ponerse de manifiesto ahora en su libro sobre José María Paranhos, vizconde de Río Branco, que nos llega nutrido por una sólida búsqueda testimonial.
Pero apresurémonos a decir que Lidia Besouchet no se contenta con esta labor. La acción de Paranhos se vincula a algunos de los momentos más trascendentales de la vida brasileña, y aun podríamos decir de la vida de todo el extremo meridional del continente. El encanto del personaje y la minucia de los hallazgos podrían haber restringido el vuelo interpretativo; pero Lidia Besouchet posee, junto a la capacidad de investigación, otras virtudes fundamentales para el historiador y no pierde de vista las grandes líneas del problema que afronta. Su personaje aparece determinado por las diversas circunstancias de ambiente y de formación que influyeron en él, y, a su vez, su conducta se muestra explicada por el complejo de circunstancias que le prestan ocasión y sentido. Esta labor no es fácil cuando el tema de la obra es la acción de un diplomático que ha afrontado, con el vuelo de un gran señor de la política, los más vastos problemas que interesaban a su país hasta internarse en la de los países que concurrían con el suyo en el juego de los intereses internacionales.
Allí es donde se destaca la desenvoltura con que Lidia Besouchet maneja los más amplios problemas históricos. No es sólo virtud de la inteligencia, sin embargo; la historia de la Argentina, el Uruguay y el Paraguay parecen tener para ella pocos secretos y la acción de Paranhos se introduce en los vericuetos de la política de los estados vecinos con hábil correspondencia.
No es menos sagaz el enfoque de los problemas ideológicos y religiosos en que se debate el vizconde de Río Branco. Particularmente interesante es el análisis del significado del movimiento masón, tanto en sus características peculiares como en su trascendencia, a cuya luz se explican ciertos matices de las opiniones y las actitudes que suelen quedar oscurecidos. Y cuando las circunstancias lo requieren, acude Lidia Besouchet al examen de los complejos problemas sociales de su país para señalar las razones que respaldan o desencadenan determinados aspectos de la conducta pública de su personaje y de algunos grupos políticos contemporáneos.
Digamos, finalmente, que el libro se hace leer por sí mismo, mérito inapreciable en un estudio de esta clase. La composición ágil y el estilo vivaz –conservado en la cuidada traducción de Luis M. Baudizzone– prestan al relato un encanto, a veces novelesco, que despierta el vivo interés del lector y lo sumerge en el espectáculo que se le ofrece. Así se aúnan las disímiles virtudes de este libro y denotan las singulares calidades de Lidia Besouchet.