Peronismo, frondicismo y peronismo. [Entrevista]. 1957

¿Ha visto Ud. ya la revista “Eco Mundial” en la que se publican sus declaraciones sobre la actualidad política?

Hace apenas unas horas que he regresado, pero ya algunos compañeros del partido me la han hecho conocer. Se trata de un reportaje que me hicieron para el periódico norteamericano de tendencia socialista “New Leader” durante mi permanencia en ese país, en el mes de diciembre. La revista “Eco Mundial” lo ha transcripto con un título que no es el original y que pone un énfasis injustificado y deformante sobre una respuesta a una de las tantas preguntas efectuadas por el periodista de “New Leader”. Además dije “ganaría” y aquí el ganaría fue traducido por “ganará”.

En ciertos ambientes se dice que Ud. ha servido al frondizismo al hacer sus declaraciones.

Es una falsedad que no deja de tener sus ribetes de calumnia. O diría si no que éste es un problema que proviene de mirar mis declaraciones a un periódico socialista con criterios no socialistas. En diciembre del año pasado, nótese la fecha, declaré que “en la presente situación y de no mediar cambios substanciales” había un candidato que estaba encontrando el atajo para llegar al poder. Los socialistas conocemos muy bien estas situaciones y ante ellas sabemos cómo debemos obrar. Nuestro método nos salva de dejarnos ofuscar por problemas de matices entre candidatos burgueses o por falsos dilemas de hombres: miramos la realidad, descubrimos qué grupos sociales y políticos están detrás de esos hombres y con esas armas podemos asumir, en nuestra calidad de intérpretes y vigías de la clase obrera, nuestro puesto de lucha frente a todos esos grupos burgueses. Y entiéndase bien: para eso, para evitar los males que uno u otro candidato puede suponer, tenemos antes que mirar la realidad y no negar que esos candidatos tienen armas poderosas que hasta pueden llegar a permitirles alcanzar el éxito electoral.

¿Encuentra usted algún paralelo entre el significado político del frondizismo y el socialismo?

Categóricamente, no. El frondizismo niega la lucha de clases, pretende servir a clases sociales opuestas y en última instancia queda en manos de los más poderosos económicamente entre sus sostenedores. Podemos decir entonces que el frondizismo es el representante de la burguesía industrial, y que es fatalmente incapaz de resolver los problemas de la clase obrera. Como partido burgués aspira a alcanzar el poder sin preocuparse por realizar cambios de estructura. Nuevamente se trata de aprovecharse de ciertos factores de la realidad social en lugar de transformarlos. El Partido Socialista, en cambio, es el partido de la clase obrera. Por ello tiene una misión histórica que lo enfrenta a todos los partidos burgueses. Nuestra acción debe responder a esa diferencia fundamental. Nada puede llevarnos a entrar en las pequeñas intrigas en favor de uno u otro candidato ni a las alianzas electorales previas o posteriores a las elecciones, dentro o fuera del Colegio Electoral. Afortunadamente, el socialismo está creciendo y desarrollando una vigorosa actividad política en todo el país, capaz de encauzar a la clase obrera. Sirven entre otros casos como ejemplo de este marcado crecimiento las provincias de San Juan y Chaco. El socialismo, con la mirada puesta más allá de la conquista del poder a cualquier precio, es la única salida para el viejo dilema entre conservadorismo y radicalismo que en el fondo carece ya de sentido. Resultaría trágico que nuestro país no dispusiera de un gran partido socialista que sirva de intérprete de la clase obrera y de freno a la acción de la burguesía, pudiendo con ello cambiar los términos de una alternativa trágica: burguesía terrateniente o burguesía industrial. El socialismo tiene otra respuesta; por ello constituye un movimiento que no se agota en una lid electoral. Aún sin la responsabilidad del poder político la fuerza del socialismo impuso e impondrá condiciones a cualquier gobierno burgués. Estas son mis antiguas y notorias convicciones y nada justifica hacerme decir lo que no he dicho.

Siendo así, ¿a qué atribuye Ud. la repercusión que en ciertos medios ha tenido el reportaje?

Por lo poco que sé, parecería que ha habido mala fe en la interpretación de mis declaraciones. Verdaderamente me gustaría saber quienes son los que se atreven a decir que mis afirmaciones comportan un apoyo o una complicidad con un candidato de otro partido. Tengo la seguridad de que no son socialistas, porque el socialismo comporta un método de interpretación de la realidad que partiendo de los hechos objetivos tiende al trastrocamiento de esa realidad.

Sólo imagino que puedan ser aquellos que, una y otra vez, han querido ignorar la realidad, como si al ignorarla ésta dejara de existir; son los mismos que desprecian la función histórica y el empuje creador de la clase obrera y no ven hoy otra posibilidad que la participación, directa o indirecta en el poder político y la pequeña intriga destinada a favorecer o desplazar candidaturas. Pero no hay que tener el temor de llamar a las cosas por su nombre ni hay por qué simular que no nos enteramos de las cosas que ocurren a nuestro alrededor. La misión histórica del socialismo es ahora encauzar a la clase obrera argentina y no puede dejar de preocuparse por otras formas de polarización social que se operan al margen de sus filas. Una vez más, como en la hora del peronismo, es menester analizar los hechos, llamar a las cosas por su nombre y adoptar el plan que convenga para ganar la batalla. La batalla del socialismo es por la justicia social y la democracia y el socialismo no puede perder de vista los fenómenos sociales que apartan de sus filas a quienes sólo de él pueden esperar su redención.