José Luis Romero en el mundo editorial: la experiencia de Argos (1944-1953)

DARÍO PULFER
CEDINPE-UNSAM/UNIPE

Decía Fernando Devoto que Romero “fue a la vez historiador, político, pedagogo, organizador cultural, ensayista, académico, docente y tantas cosas más”.[1] Entre esas “tantas cosas más” debemos sumar un oficio terrestre en el que Romero se desempeñó durante largos años sin haber soñado con tener un lugar en ese universo: la tarea editorial.

Se trata de una faceta de su personalidad y accionar que resulta interesante explorar, para aumentar el conocimiento sobre esa dimensión particular de su desarrollo profesional: relevar la experiencia acumulada en ese métier; vincular esa actividad con el desarrollo de sus proyectos intelectuales y  considerar los puentes y vínculos que desde allí tejió con autores en el marco de sus proyectos político – culturales más amplios.

Resulta habitual asociar esa tarea a una forma alternativa de acrecentar sus ingresos para superar una situación coyuntural adversa. Suele repetirse que tras las elecciones de 1946, al no contar con los cargos en la Universidad de La Plata y en los colegios secundarios, y en el marco de unas condiciones políticas que lo colocaban en condición de derrotado, junto al grupo que configuraba el denominado “antiperonismo intelectual” que había apostado sin ambages al triunfo de la Unión Democrática, Romero salió a la búsqueda de opciones laborales que le permitieran solventar la economía de una familia que ya incluía tres hijos. 

Al analizar en detalle su trayectoria podemos identificar que las intervenciones de Romero en el ámbito editorial resultaban previas a los años decisivos de 1945-1946. Tanto en la editorial Nova, promovida por sus amigos Luis Seoane y Arturo Cuadrado, como en Losada, en la que participaba activamente su hermano Francisco, cumplía un papel relevante en la dirección de colecciones de libros de historia. Lo mismo ocurrió con la Editorial Argos, fundada en el año 1944, en la que comenzó a desempeñarse como asesor literario y a la que con el tiempo paso a orientar. Si contamos como experiencia la dirección de la revista Clave de Sol, desarrollada entre los años 1930-1931, esos antecedentes aumentan.[2]

En lo que sigue intentaremos reconstruir los registros historiográficos sobre la que consideramos su principal experiencia editorial, como fue Argos; sus antecedentes en ese ámbito; su inserción y despliegue en la empresa que consideramos más duradera y más significativa para su labor, y la proyección de la práctica adquirida, que le resultó fundamental para el despliegue de diferentes proyectos culturales, entre ellos, su participación en la revista Realidad entre 1947 y 1949 -de la que fue secretario de redacción por un tiempo- e Imago Mundi entre 1953 y 1956 -de la que fue fundador y director-, llegando hasta acompañar los primeros pasos de Siglo XXI Argentina y el desarrollo de la Gran historia de Latinoamérica de Editorial Abril, a principios de los años setenta.

Al hablar de Argos, nos referimos en primera instancia a su trabajo en una empresa editorial porteña en la que contribuyó decisivamente a diseñar y diversificar un prestigioso catálogo literario con obras de autores nacionales y extranjeros y, tiempo después, a codirigir la Biblioteca de la Editorial, desarrollando cinco series o colecciones de materiales orientados a robustecer el campo de las humanidades.

En la historia de las editoriales argentinas, Argos no ha sido considerada entre las grandes y significativas. En primera instancia, por defecto, podríamos ubicarla entre las pequeñas, con un catálogo bien seleccionado, orientado a un público de cierta sofisticación. Al considerar el número total de las publicaciones y el ritmo de producción anual esta ubicación podría relativizarse, considerándola como una empresa de mediano porte.

Sin volver a los datos básicos del polarizado y conflictivo contexto político de entonces, que envolvía la actividad del ámbito intelectual y universitario[3], dos procesos de otro orden nos ayudan a contextualizar ese emprendimiento de modesta escala en el ámbito editorial, encabezado por José Luis Romero, junto con Jorge Romero Brest y Luis M. Baudizzone.

Por un lado la denominada “edad de oro de la industria editorial”.[4] Aunque hundía sus raíces en la década del veinte, con la expansión del mercado interno, del público lector y del consumo de libros de producción local, esa tendencia fue favorecida por el estallido de la Guerra Civil Española, que produjo una retracción de libros de ese origen en el conjunto de Hispanoamérica, así como la llegada al país de editores de fuste como Gonzalo Losada y Antonio López Llausás. Al calor de la industrialización sustitutiva, expandida por el proteccionismo automático producido por la Segunda Guerra Mundial, crecieron sellos existentes y nacieron otros nuevos. Se trataba del “auge de la industria cultural”[5] y de las posibilidades que abría un nuevo “espacio iberoamericano de impresos”.[6]

Por otro lado, interesa destacar la multiplicación de perfiles ocupacionales requeridos por el desarrollo de la industria editorial. Esa proliferación de nuevas funciones constituyó un refugio para quienes habían perdido sus cátedras en el espacio universitario, tanto por las cesantías del gobierno militar como las del posterior gobierno peronista.[7] Como veremos, esa participación se dio en diferentes roles: desde la asesoría hasta la corrección y la traducción. En el marco de esas dos tendencias hay que ubicar la inserción de José L. Romero y el surgimiento de la Biblioteca Argos en el seno de la Editorial del mismo nombre.

Tratamiento historiográfico

Son pocas las huellas de la editorial dejadas por sus promotores. Luis M. Baudizzone no dejó testimonio de esta actividad, aunque aparecen referencias a la misma en correspondencia con diferentes interlocutores como Ezequiel Martínez Estrada[8] y Luis Seoane.[9]  En el caso de Jorge Romero Brest hay menciones en la que se presenta como su “autobiografía”.[10] José L. Romero no hizo referencia expresa a la actividad, constando solo en algunos perfiles publicados en las enciclopedias biográficas de época.[11]     

Los trabajos sobre historia de las editoriales y los editores hicieron referencia a esta empresa en el marco de una larga lista de emprendimientos editoriales desarrolladas en el período de expansión[12]. En una Semblanza de Argos, Juan C. Pedroni, brindó información valiosa sobre los orígenes de la empresa y las características de su catálogo.[13] El mismo autor en otro trabajo desarrolló un análisis particularizado sobre una de las cinco series de la Biblioteca Argos.[14] 

En su trabajo sobre la industria cultural Jorge Rivera mencionó a Baudizzone, Romero y Romero Brest como directores de la colección “Obras de ficción” de la Editorial Argos y como ejemplo del crecimiento de las “especialidades técnicas” de la industria del libro,  a la que se integraron escritores, en asesorías literarias, direcciones de colección, corrección de pruebas, traducciones. Esta actividad -considera- constituyó para muchos “la actividad paralela o el ‘segundo empleo’”.[15]

En la producción autobiográfica esta experiencia editorial fue mencionada por Tulio Halperin Donghi[16] y Francisco Ayala.[17]  Existe otra referencia general que aludió a esta tarea como medio de manutención.[18] En las obras que abordaron el período desde el campo de la cultura de izquierda y de las orientaciones políticas[19], la historia de las ideas[20] y de los intelectuales[21] no hay referencias. 

En dos casos la Editorial Argos resultó mencionada en relación con obras y autores que alcanzaron notoriedad. Un caso fue  la primera traducción mundial de Ferdydurke,  del escritor polaco Witold Gombrowicz, siendo que la obra había sido publicada en Polonia en 1937. El otro son tres traducciones realizadas por Julio Cortázar, estrecho amigo de Baudizzone, así como el proyecto trunco de un libro de cuentos.

La ausencia de comentarios más extensos sobre la Editorial puede obedecer al escaso tratamiento dado, hasta el momento, al desarrollo de empresas editoriales de mediano y pequeño porte[22]. Otra razón: el no haber alcanzado un desarrollo mayor en el tiempo o un carácter comercial decididamente perfilado. Por último, las dificultades de archivo: no se conservan restos de las actividades de la  editorial, excepción hecha de un catálogo del año 1948 y la información disponible en las obras publicadas.[23] No se cuenta con catálogos posteriores a 1948 y resultó difícil la consulta de la totalidad de los libros publicados bajo ese sello. Tampoco hay información sobre las tiradas o los mecanismos de distribución. 

Antecedentes

Si bien Romero había participado de la publicación de una revista a principios de los años treinta, fue en la Editorial Nova, fundada por Luis Seoane y Arturo Cuadrado, donde tomó relación directa con el mundo editorial,  estando a cargo de la colección Biblioteca Histórica. Como en otros casos, estaba integrada por diversas series, entre las cuales se destacaban ”Estudios contemporáneos” e “Historiadores ilustres”  en los que incluyó y presentó trabajos biográficos y estudios históricos novedosos.

Inaugurando la Biblioteca Histórica de Nova, en 1943 se publicó  el libro de Vicente Fidel López Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido a la civilización de la humanidad.[24] Incluido en  “Historiadores Ilustres”, contó con un estudio preliminar de Romero, En “Estudios contemporáneos” Romero publicó su Maquiavelo historiador.[25]  Poco después, en “Historiadores ilustres” aparecieron  Consideraciones sobre la historia de Francia, de Auguste Thierry[26] y Los claros varones de Castilla, de Hernando del Pulgar [27], ambos con estudios preliminares de Romero. En el año 1944 vieron la luz el San Pablo de  Ernesto Renan, en la Serie “Los historiadores ilustres” [28]Abelardo contra San Bernardo, de Pedro Lasserre, en la otra serie.[29] En 1945 publicaron los trabajos de Eileen Power, Gente de la Edad Media [30], George Elliot Smith, En el comienzo de la civilización[31] y de Jacques Chastenet, William Pitt[32] en la serie “Los estudios contemporáneos”. En 1946, editaron la biografía de Cromwell de Carlyle,[33] con estudio preliminar de Romero.[34]

En él, luego de considerar el papel del héroe en Carlyle, señalaba:

“Esta idea del héroe no puede separarse de la concepción carlyliana de la comunidad. El héroe, con ser el más significativo, el que impone el impulso creador, no es sino uno de los factores de la vida histórica, y su existencia sólo es fructífera cuando sus caracteres se corresponden con los de una comunidad a la que representa e interpreta”.[35] En el campo historiográfico, esa concepción del héroe, señalaba, orientaba a la biografía. En el campo político se inclinaba al autocratismo. Consecuente con su perspectiva histórica, Romero no dejaba de inferir consecuencias para el presente: “Acaso valga la pena alguna vez rastrear en su concepción del héroe y de la masa lo que pudiera ser una raíz de ciertas doctrinas autocráticas hoy en boga”.[36]

Esta tarea continuó en los años siguientes, combinándose los títulos de las diferentes series. En el año 1947 publicaron Una ciudad hispano-cristiana hace un milenio, de Claudio Sánchez Albornoz, con prólogo de Ramón Menéndez Pidal.[37] El año siguiente Romero tradujo y realizó el estudio preliminar de la Crónica de los blancos y los negros de Dino Compagni.[38]

Simultáneamente Romero continuaba dirigiendo la Biblioteca Histórica de la Editorial Losada. En ese marco el titular de la empresa, Gonzalo Losada, le encargó el desarrollo de una historia de América Latina, para la que diseñó un plan y comenzó a solicitar las colaboraciones, entre historiadores latinoamericanos, europeos y estadounidenses. El intento continuó hasta entrada la década del ’50. Este proyecto inconcluso, sirvió como antecedente de otro que emprendería en los años setenta.[39]

La Editorial Argos y sus tímidos inicios 

La editorial Argos se desenvolvió como una Sociedad Anónima desde 1944, cuando publicó su primer volumen, aprovechando una coyuntura favorable para la edición.[40] Se ha mencionado a Luis M. Baudizzone, José Luis Romero y Jorge Romero Brest como dueños de la entidad.[41]  Un testimonio confiable contribuyó a identificar a un “francés, de apellido Combescot como propietario”.[42] De ese modo podemos configurar la estructura de mandos y el manejo concreto de la empresa: la firma contaba con un empresario capitalista, Combescot, que era asistido en la tarea editorial por Romero, Romero Brest y Baudizzone.

En cuanto a su nombre, resulta frecuente encontrar el uso del mítico personaje para identificar proyectos editoriales. La idea de la atención a lo pasado y lo futuro, a través de los múltiples ojos de Argos, puede haber sido la intencionalidad presente en la elección del nombre.

Entre los antecedentes mediatos podemos referir al periódico El Argos, empresa de núcleos de la ilustración rioplatense de principios del siglo XIX. Las referencias inmediatas remiten a la Editorial de Barcelona que venía publicando materiales desde principios de siglo XX, con cierta presencia en la región y en conocimiento de los promotores, ya que para evitar confusiones con la homónima catalana cada libro del sello porteño junto al nombre de la editorial llevaba la leyenda Buenos Aires.

No conocemos a la fecha quien realizó el diseñó identificatorio de la Editorial ni las diferentes tapas de las series y colecciones, aunque podemos conjeturar que se trató de algún colaborador de la Imprenta López, que se ocupaba de la producción de los libros de Argos.[43] Propiedad de José Manuel López Soto, imprimía también los libros de Losada y Nova. En el reducido universo de relaciones en torno a las editoriales, no podemos dejar de considerar ese apoyo como uno de los pilares que hizo posible la salida de los libros de Argos.[44] Caso emblemático de cercanía en el trato y la convivencia entre editores, autores e imprenteros fue el de Chiesino, que a partir de 1949 pasó a constituirse en el impresor de Argos.[45]

La empresa se ubicó entre las iniciativas de los “editores modestos”.[46] Más allá de esa condición, participó de la Cámara Argentina del Libro que respondía a las grandes empresas (Kraft, Losada, El Ateneo, Kapelusz, Viau) por razones de afinidad cultural, ideológica y política.[47] Cabe subrayar la importancia de las redes y ámbitos de sociabilidad entre autores, traductores y editores como fuentes de información sobre las novedades editoriales y sustento de  vínculos que favorecían el desarrollo de distintas iniciativas. Entre ellas sobresalía la sede de Losada.[48]

La editorial tuvo su sede, a lo largo de todo su desarrollo, en Moreno 640 de la ciudad de Buenos Aires.  José Luis Romero asistía allí todos los lunes, y se veía con los otros directores, traductores, correctores y autores locales, ocupándose de los vínculos con la imprenta. Todo esto importa  para dimensionar el trabajo que se desarrollaba.

Entre los traductores figuran, además de los directores,  Julio Cortázar, Virgilio Piñera, Humberto Rodríguez Tomeu, Eduardo Jonquières, José María Quiroga Plá, Gregorio Halperin, Renata Donghi de Halperin, Augusto Raúl Cortazar, Clotilde Chabalier, Concepción de Ossorio, Nélida Orfila, Sara Alvarez. Por los vínculos con la comunidad de exilados españoles en Buenos Aires, consiguieron la traducción del libro de G. Duhamel, La piedra de Horeb, realizado por Efrén Hermida, poeta catalán exiliado en París, y publicaron un libro del español Ángel Ossorio y Gallardo, último embajador de la República en la Argentina. Entre los traductores figuraban otros destacados exiliados: Arturo Serrano Plaja, Andrés González Blanco y  Francisco Ayala.

Las presentaciones de los autores, habitualmente realizadas en las solapas, así como las notas introductorias o estudios preliminares fueron escritas por los directores o por personalidades destacadas, como Guillermo de Torre, Roberto Giusti, Francisco Romero o Francisco Ayala.

La orientación global de la Biblioteca Argos respondía a la corriente que, por ese entonces, José Luis Romero denominaba “universalista”.[49]  En ella predominaba el ámbito que podríamos llamar latino, y muy especialmente  los autores franceses.  En esta afinidad operaban varios factores. Existía una asentada tradición de traducciones y ediciones populares de materiales de ese origen.[50] Por un lado una referencia política dada por lo que representaba en el Río de la Plata  el Partido Socialista francés y sus figuras estelares.[51] En sus viajes a Europa, Romero, Baudizzone y Romero Brest identificaban las novedades y establecían relaciones con las editoriales. En lo que nos interesa tenemos que destacar el viaje realizado por Romero en 1935-1936, en el que estableció vínculos con el mundo político e intelectual francés.[52] Otro factor de peso fue el estrechamiento de los vínculos que siguió a la “liberación de París”, ocupada por los Aliados en agosto de 1944. En el ámbito oficial tuvo importancia la restitución en su puesto del agregado cultural Robert Weibel Richard, viejo amigo de Romero, con su proyecto de Oficina del Libro Francés.[53] La misión encabezada por Louis Joseph Pasteur Vallery Radot, en la que se integraron el profesor universitario Raymond Ronze y Jacques Lacretelle de la Academia Francesa, buscaba fortalecer estas iniciativas orientadas a recuperar espacio para la cultura francesa tras la interrupción forzosa provocada por la ocupación alemana.[54] En el ámbito de la sociedad civil hay que destacar el activismo de la filial local del Instituto Universitario de París, en la que daban clases amigos de Romero como Eduardo Jonquières y Paul Verdevoye.  Por ese tiempo comenzó a crecer el papel de la Alianza Francesa así como la influencia de la Academia Goncourt con sus premios. A todo ello se sumó la existencia de vínculos previos con el medio local de escritores franceses.[55] En la posguerra, en sectores del ámbito literario local se producía una celebración de la cultura francesa, manifestada en los homenajes tributados por revistas de renombre.[56]

La opción “universalista” puede ser explicada por otras razones no menos poderosas. Para ese momento, en otros espacios, en los que participaban los mismos promotores editoriales de Argos, proliferaban las colecciones de temas argentinos e hispanoamericanos, como hemos consignado en los casos de Emecé y Nova. Todo esto sin mengua del valor intrínseco de las obras o de los vacíos que venían a cubrir desde una perspectiva cultural amplia o en la enseñanza.         Esta orientación puede visualizarse en el escaso número de autores nacionales publicados: además de un libro de José L. Romero (El ciclo de la revolución contemporánea) y otro de Jorge Romero Brest (Pintores y grabadores rioplatenses) publicaron dos de María de Villarino (La sombra iluminada y Memorias de Luz); dos de Martínez Estrada (Sarmiento y Poesía)[57]; dos de Mario Lancelotti (El violín y sus maestros y El Universo de Kafka), uno de Francisco Romero (La filosofía de ayer y de hoy) y uno de Vicente Fatone (El existencialismo y la libertad creadora).

Para desarrollar su tarea buscaban identificar materiales clásicos  del siglo XIX  y autores filiados a la cultura de izquierdas del siglo XX.[58] A ello sumaban producciones actuales para poner en circulación autores y obras ausentes en el espacio nacional y que consideraban necesarios para un público con cierta sofisticación.

Un grupo de los escritores franceses puede asociarse a los movimientos intelectuales y políticos de los tiempos del Frente Popular de los años treinta. Varios de los autores recuperados por los editores fueron parte de publicaciones emblemáticas de los años treinta en Francia, tales como Marianne o Vendredi.[59] Es probable que esa marca haya quedado en Romero, quien fue testigo de esos movimientos en su estancia europea de los años 1935-1936. Si bien Fernand Braudel había visitado fugazmente Buenos Aires invitado por el Instituto Francés de Estudios Superiores en 1947, tomando contacto con José L. Romero, ello no contribuyó a  que las obras de la Escuela de Annales fueran traducidas y difundidas por la editorial[60], aún aquellas que podían tener interés directo en la obra del mismo Romero.[61]

La primera publicación de Argos fue la Introducción a la poética, de Paul Valéry.[62] El libro se incluyó en la colección “El compás y la rosa”, de la cual fue el único título aparecido.[63]  La noticia preliminar fue redactada por el poeta Eduardo Jonquières quien fungió además como traductor. Reproducía un retrato del poeta, obra del  grabador francés Achile Ouvré.  Impresa en tamaño pequeño (11 cm por 20cm), con una gráfica minimalista, la edición llevaba en tapa la leyenda Argos sin especificar que se trataba de una editorial localizada en Buenos Aires, cuestión salvada en la presentación del libro.  No figuraban datos de responsable editorial. En 1946 se editó La Araña de Henri Troyat, que había recibido el premio Goncourt en el año 1938.[64]

En marzo de 1947 publicaron la  obra de teatro El hombre y el amor de Paul Geraldy, en una cuidada edición de tapas duras y mediano tamaño (18 cm por 27 cm).[65] Poco después,  designaron a Geraldy director de una colección, a la que le pusieron su nombre. En el lapso de dos años, publicaron cinco títulos: Julia de Carneilhan, de Colette (1941)[66]; Trabajos, de George Navel(1945)[67]; Románticos de Jacques Chardone[68]; El hombre que vio las sirenas de Pierre Mille[69] y La loca vida de la reina Margot de Paul Rival, publicado originariamente en 1929.[70]. Las solapas y prefacios fueron preparados especialmente por el director Geraldy  y en algunas tiradas agregaron a la cubierta una faja que reproducía un retrato y la firma del escritor.[71]

En abril de 1947 fue publicada, en formato plaquette, El juego de San Nicolás, obra de teatro del trovero medieval Jean Bodel.[72]  La tradujo Romero, quien por entonces estaba dedicado a la investigación de lo que llamaba “la Edad Florida” de la Edad Media, y por otro lado, tenía interés especial en la historia del teatro. La edición llevaba tapas duras, tamaño mediano (18 por 27 cm) y una vistosa ilustración. Poco después publicaron el Nacimiento de la Odisea del escritor francés Jean Giono, editada por vez primera en el año 1930.[73]

De ese modo comenzó a delinearse una colección titulada “Obras de ficción”. En el interior se mencionaba que en la selección habían intervenido Luis M. Baudizzone, José Luis Romero y Jorge Romero Brest. Con esta obra fue emergiendo una identidad visual más definida para la serie de obras literarias promovidas desde el sello editorial.  La Colección “Obras de ficción” publicó 19 títulos entre 1946 y 1949.

En 1947, la colección pareció tomar fuerza, con obras que respondían a distintos tipos de vínculos e intereses. La primera fue La piedra de Horeb, deGeorge Duhamel,  editada en 1926.[74] En ese momento el autor presidía la Alianza Francesa y había visitado el país en agosto de ese año.  Otra de las novedades fue la edición de Los Diálogos femeninos de Angel Ossorio y Gallardo, escrita recientemente [75]. Por otro lado, se publicó Memorias de un sargento de milicias del brasileño Manoel Antonio de Almeida, de 1852,  que tradujo y presentó Francisco Ayala.[76] 

Ese mismo año volvieron a publicar a Jean Giono: Juan Azul de 1932.[77] Y por último, la obra más renombrada del portugués José María Eça de Queiroz, Los Maias, publicada originariamente en 1888.[78]

Junto a los autores extranjeros se publicaron  dos de la excelente poetisa argentina María de Villarino.[79] Formada en la Universidad de La Plata, había recibido el Premio Municipal de Poesía en el año 1938 por su obra Tiempo de angustia.[80] Formó parte de la Sociedad Argentina de Escritores. En el año 1948 recibió el Premio Nacional, por la segunda de las obras publicadas por Argos: Luz de memorias.[81]

En 1947, en la colección de “Obras de ficción” se publicó por primera vez una traducción de  Ferdydurke de Witold Gombrowicz.[82] La edición fue financiada por Cecilia Benedit de Debenedetti, pintora y mecenas de músicos y artistas plásticos. Para la traducción del polaco colaboró con el autor un comité integrado por quince o veinte personas, entre ellas Julio Cortázar. El animador de la empresa fue el escritor cubano Virgilio Piñera, también instalado en Buenos Aires, quien consignó:

“El libro estaba por fin traducido, pero faltaba encontrarle un editor. Como se dice, tocamos muchas puertas, siempre con resultado negativo. ‘Ferdydurke’ no era un libro fácil, y su autor prácticamente desconocido en el país, para colmo de males, París o Londres no conocía a Gombrowicz, extremo éste de gran importancia para un editor. Por fin, toqué la puerta más inesperada: ‘Argos’, una editorial de reciente fundación. Para sorpresa mía el libro fue aceptado. Quiero manifestar nuestro eterno agradecimiento a los señores Luis M. Baudizzone, a José Luis Romero y a Jorge Romero Brest, que dirigían por ese entonces la colección ‘Obras de Ficción’ de dicha editorial. Baudizzone se mostró entusiasmado, aunque reconocía que Gombrowicz era, como acabo de decir, un autor prácticamente desconocido en la Argentina. Me dijo que pondría el mayor empeño para que ‘Ferdydurke’ saliera de las prensas de ‘Argos’”.[83]

Tras la publicación del libro, el mismo Piñera publicó un comentario sobre el texto señalando su condición de “examen de conciencia de la época”, su veta irónica, sarcástica y grotesca además de su carácter autobiográfico.[84] Era una respuesta al vacío de noticias y comentarios con respecto a la publicación.[85]

A esta obra le siguió Historia de un suceso policial del escritor francés Jean-Jacques Gautier.[86] El libro había recibido el Premio Gouncourt en 1946. La presentación de la solapa fue realizada por Luis M. Baudizzone.  Ese mismo año publicaron el libro de Elsa Triolet El caballo blanco[87] y Diana de Turgis de Prosper Merimée, de 1829.[88] En esa misma colección publicaron La conspiración de Paul Nizan, última novela del autor, publicada en 1938, la que ese año recibió el premio Interallié.[89]

Cultivando el gusto de cierto público, nació la colección “Las amistades amorosas”: biografías de escritores en las que se resaltaban sus relaciones sentimentales. La responsable fue Francis Carco, de la Academia Goncourt de París.[90] De esta colección solo encontramos tres libros publicados en 1947. Edgar Poe y las mujeres de Edmond Jaloux[91]; Baudelaire y la presidente de Francois Porché, d 1927[92]El gran amor de Flaubert de René Dumesnil,  de 1945.[93]

Biblioteca Argos

A este catálogo, volcado fuertemente a la literatura en francés, la Editorial sumó otra iniciativa, más vinculada a otros campos de las humanidades: la Biblioteca Argos, animada por lacofradía amistosa integrada por Romero, Romero Brest y Baudizzone, quienes asumieron el rol de “directores literarios”.

Baudizzone, abogado de profesión, había compartido estudio con Romero Brest hasta que éste abandonó la profesión en 1933. Estaba orientado a la literatura y desde fines de los años treinta se dedicaba a la escritura de cuentos, habiendo escrito para la Biblioteca Billiken sobre la figura de Cervantes. Junto a José Luis Lanuza, Luis Seoane y Arturo Cuadrado fundaron y desarrollaron en Emecé la Colección “Buen Aire” -el subtítulo era “Imágenes y espíritu de América”-, enfocada a cuestiones del país y el continente americano. El catálogo incluyó una considerable variedad de géneros,  desde crónicas y libros de viaje hasta biografías y documentos, pasando por poesía, teatro, cuentos y leyendas vinculados a la cultura americana, fundamentalmente argentina y rioplatense, y también brasileña. La colección se inició en 1941 con Buenos Aires visto por los viajeros ingleses, a la que siguieron ese mismo año Cancionero del tiempo de Rosas, en una selección realizada por José Luis Lanuza, y otra titulada Las Pampas, que incluyó textos de José Hernández y otros autores argentinos. Al año siguiente tomó impulso y publicó numerosos volúmenes, entre los que se contaron dos libros cuya edición estuvo al cuidado de Baudizzone, Cuadrado y Seoane: Lira romántica suramericana y Alôs Afro-Brasileños, del diplomático brasileño Newton Freitas.[94] 

Tras la salida de Seoane y Cuadrado de Emecé, Baudizzone los acompañó en un nuevo emprendimiento, la editorial Nova, donde dirigió la Colección Mar Dulce, también dedicada a temas americanos. En su catálogo figuran, entre otros, el Guamán Poma, de 1943, prologado por Baudizzone,  Amazonia. Leyendas Ñangatú, una selección y noticia realizada por Newton Freitas y La calavera y otros grabados de Guadalupe Posada, seleccionada por Luis Seoane. En 1946 publicaron el Fausto de Estanislao del Campo, con prólogo de Jorge Luis Borges. Por lo que sabemos al momento, Baudizzone se desempeñaba también como Director-Gerente del sello, firmando contratos para la firma editorial. En el año 1951 abandonó la dirección compartida de la Biblioteca Argos, para concentrarse en el desarrollo de la colección “Botellas en el mar” de gran éxito y repercusión en Nova.

Los otros dos integrantes del equipo permanecieron en la dirección de la casa editora hasta el año 1953. Más allá de sus rasgos y orientaciones disciplinarias particulares (uno en el ámbito de la crítica estética y otro en el de la historia) compartían muchos elementos de su formación inicial, inclinaciones investigativas, opciones políticas y vicisitudes. Tenían el mismo origen normalista: ambos fueron maestros y profesores secundarios;  José Luis agregó la enseñanza en la universidad y  Jorge trabajó durante muchos años en una escuela primaria a la que llegó a dirigir interinamente. Ambos manifestaban una profunda admiración por el filósofo Francisco Romero, hermano mayor y orientador de José Luis y profesor en la Universidad en la que lo frecuentó Jorge Romero Brest.[95] Ambos sintieron inclinación por los estudios medievales.[96]  Cercanos a Arnaldo Orfila Reynal y al proyecto de la Universidad Popular Alejandro Korn (UPAK), con simpatías socialistas desde su juventud universitaria, colaboraron en órganos de prensa partidarios y se afiliaron al partido en la coyuntura decisiva del año 1945.[97] Participaron del Colegio Libre de Estudios Superiores.[98] Quedaron cesantes en la universidad con la irrupción del peronismo.[99] Buscaron alternativas para la supervivencia en el ámbito particular, encontrando uno opciones con clases particulares (Romero Brest)[100] y en el ámbito editorial con intervenciones en Nova y Losada (Romero). Ambos se alistaron como profesores en la Universidad de la República del Uruguay a partir de 1948, con lo que lograron sortear estrecheces económicas familiares.[101]

Al momento de la creación de la Biblioteca Argos los promotores tenían construida una red de relaciones intelectuales significativa. Participaban de una sociabilidad intelectual y un sistema de referencias culturales comunes y una situación de exclusión de los ámbitos académicos, que les facilitaron el contacto con los traductores, que provenían del mismo ámbito intelectual y el mundo editorial.  También facilitaba las relaciones con quienes escribían recensiones y referencias en las revistas de la época, que servían para difundir más ampliamente los títulos, orientados en principio para un lector formado. Ambos gozaban de cierto reconocimiento público[102] y se convirtieron con el paso del tiempo en referentes de dos polos de interés, agrupados en torno a dos revistas que fundaron: Ver y Estimar, de 1948, en cuestiones estéticas[103] e Imago Mundi, de 1953, sobre historia de la cultura.[104] 

Entre 1946 y 1953,  la Biblioteca Argos editó el conjunto de títulos más importante de la Editorial. En un reportaje del diario La Razón, en octubre de 1946, Baudizzone, Romero y Romero Brest dieron cuenta de la “fisonomía nueva” de la Biblioteca y delinearon su ambicioso plan de desarrollo. Había sido concebida como “colección de fondo”, y organizada en cinco series: “Los pensadores”, “La crítica literaria”, “Historia y viajes”, “El espíritu científico” y  “El Arte y los artistas”.  Señalaban como un déficit de la época la circulación en español de los autores franceses y afirmaban contar  con la adquisición “de derechos exclusivos” sobre cerca de cien títulos de ese origen, que tendrían prioridad en la traducción. Los libros de la Biblioteca Argos se distinguirían  por “las traducciones fieles y correctas”, los “precios moderados” y una “presentación gráfica impecable”.[105]  Más adelante hablaremos de otra serie, “Hechos e ideas”, que apareció posteriormente, cuando la Editorial tuvo otro propietario y otra dirección editorial.

En su desarrollo fueron publicados más de sesenta  volúmenes, cuyo diseño uniforme -cubierta tipográfica a dos tintas recorrida por una banda blanca en la parte inferior-, permitió identificar a la Colección y diferenciar sus series. Los libros, encuadernados en rústica, con un formato de 20,5 x 14 centímetros fueron en su mayoría compuestos en la Imprenta López.

En su catálogo, los directores de la Biblioteca Argos interpelaban de manera directa a sus seguidores. Aspiraban “a ofrecer a sus lectores un conjunto orgánico y variado a un tiempo de obras significativas de nuestra cultura”, combinando “figuras, antiguas y modernas “, respondiendo a un “plan metódico” de “un conjunto homogéneo…de cada una de esas grandes corrientes de pensamiento que abarca cada una de las series”.[106] Les interesaba constituirse en una “guía segura para el lector” en los diferentes campos temáticos.[107] Los potenciales lectores eran definidos como un público “culto”[108] y  “no especializado”.[109] Esta intención, así como su ordenamiento como “Biblioteca”, no era novedoso. Remitía a prestigiosos proyectos editoriales anteriores, como la Biblioteca La Nación (1901-1920) del diario homónimo, la Biblioteca Argentina (1915- 1925) animada por Ricardo Rojas o la propiciada por José Ingenieros con el nombre La cultura argentina (1915-1925).[110] 

A medida que se fueron dando los primeros pasos la ejecución del proyecto fue organizada en tres esferas, cada una con su respectiva presentación visual. La editorial Argos, encargada de la impresión y distribución; la Biblioteca, que llevaba el mismo nombre, y que reunía el conjunto de series con una identidad propia. Por último, cada una de las series configuraban un tercer espacio, con las colecciones diferenciadas con colores característicos: verde parduzco para las dos primeras, grisáceo para la de crítica literaria y marrón anaranjado para las restantes. El nombre de la serie consignado en el interior de una banda blanca en la parte inferior de la cubierta indicaba la pertenencia a un conjunto mayor. En la solapa delantera se destacaba al autor o el argumento del libro y en las solapas traseras fueron consignados los otros títulos que formaban parte de la Biblioteca, lo que subrayaba su carácter autónomo.

Como ocurrió con otros proyectos editoriales de la época, las series no respondieron a un plan previo y coherente, explicitado de antemano. Cada serie fue creciendo a medida que aparecían títulos considerados de valor o simplemente oportunidades de edición, que provenían  de una relación privilegiada con el mundo editorial francés,  oscilando así entre decisiones literarias y de mercado.

Esta identidad diferenciada, organizada bajo el nombre de Biblioteca, la separa y diferencia de las otras colecciones de la editorial —a las cuales no se incluye en las solapas— y la constituye, por otra parte, como una unidad integradora de las parcelas temáticas que representan sus distintas series. [111] La publicidad en los medios gráficos tendía a enfatizar esta unidad de la Biblioteca Argos, al promocionar en un mismo cuerpo títulos correspondientes a sus distintas series.[112]

Argos promocionó sus libros con avisos en distintas revistas culturales: Realidad, Ver y Estimar,  Imago Mundi, Libros de Hoy, de la Asociación de Amigos del Libro y Biblos, órgano de la Cámara Argentina del Libro. En esas publicaciones, complementariamente, se hicieron  extensas recensiones,  que permitieron la difusión en el ámbito especializado y – como aspiración- entre un público más amplio.

Aunque no estuvo así explicitado, entendemos que la serie “Los pensadores” combinaba propuestas del triunvirato; así como “Historia y viajes” estaba a cargo de José Luis Romero; “El arte y los artistas” correspondía a Jorge Romero Brest, y Luis Baudizzone tomaba a su cargo las cuestiones de orden literario. A ello hay que sumar que la serie bautizada como “Espíritu científico” estuvo a cargo de José Babini,  conocido especialista en historia de  la ciencia.

En el caso de Romero,  estas tareas editoriales eran una parte de su intensa agenda de trabajo, que incluía -además de su trabajo en la editorial  Losada- la enseñanza en la Universidad de la República del Uruguay, entre 1948 y 1953, el dictado de innumerables conferencias, así como cursos regulares en el Colegio Libre de Estudios Superiores, la escritura de artículos periodísticos y reseñas bibliográficas, la publicación de libros, como El ciclo de la revolución contemporánea, de 1948 -originado en conferencias en la Universidad Popular Alejandro Korn, con motivo del centenario de los acontecimientos parisinos[113] -, De Heródoto a Polibio: el pensamiento histórico en la cultura griega[114]  -que recogía su trabajo en Historia de la Historiografía en las universidades de La Plata y de Montevideo, o  La Edad Media, de 1950[115] y La cultura occidental, de 1953, sobre su nuevo campo de interés: La “así llamada Edad Media”, como parte de su estudio por el largo ciclo de la cultura occidental.[116] 

Entendemos que esta tarea, así como sus trabajos en el ámbito editorial de Argos, podía estar asociada a razones crematísticas (en carta a un colega Romero se refirió a la realización de  “trabajos por razones vitales”[117]) aunque consideramos  que el compromiso y la labor cultural asociada a ellas excede largamente esa apreciación. En el oficio editorial podemos visualizar, también, el trabajo artesanal y la pasión con la que encaraba sus trabajos.

Las series

Los pensadores

La serie “Los pensadores”, que de alguna remite en su nombre a la cultura de las izquierdas por la colección publicada por la revista Claridad en los años treinta, entregó dieciséis volúmenes entre 1946 y 1951. Solo uno de ellos fue reeditado, en otro contexto, en el año 1956, aunque, como veremos, ya no figuraron como responsables los promotores de esta empresa. Los títulos incluían un amplio abanico que iba desde obras de orden clásico hasta materiales de debate contemporáneo, pasando por obras dedicadas a la antigüedad.

En el primer ámbito se publicó el Laocoonte de Gottfried Lessing —primera traducción en Argentina, junto con la que publicaba el mismo año la  editorial El Ateneo—.[118]  Para la breve presentación del texto contaron con la colaboración de Raimundo Lida.  En su catálogo Lessing era presentado, citando a Macaulay, como “el primer gran crítico de Europa” y la obra editada como una “delimitación entre la poesía y la pintura determinando la ley propia de cada una”.[119]

A partir de 1948, seleccionaron dos ensayos sobre el existencialismo, con puntos de vista divergentes: El existencialismo y la libertad creadora: una crítica al existencialismo de Jean Paul Sartre del argentino Vicente Fatone[120] y la traducción de la última versión del libro de Robert Campbell, Jean Paul Sartre o una literatura filosófica, donde se lo presentó como cultor de un individualismo radical.[121] Obra de síntesis del pensamiento del intelectual francés, rápidamente tuvo tres ediciones. El traductor, Francisco Ruiz Llanos, destacó en la solapa la presentación “en toda su sutileza y amplitud del pensamiento existencialista”.[122]

En cuanto a obras vinculadas a las temáticas estudiadas por Romero, la primera fue La Moral Antigua, de León  Robin.[123] Se trataba de la primera edición en español de la obra, publicada en 1938, y su autor era presentado como “uno de los conocedores más autorizados del pensamiento clásico”.[124]

La elección de los “pensadores” argentinos es significativa. Hay allí una selección y una preferencia y, en el contexto local, podía constituir un acto reivindicatorio. Uno de ellos, con fuerte afinidad político – cultural con el grupo promotor- fue Ezequiel Martínez Estrada. Mientras concluía su último año a cargo de la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), y previo a la enfermedad que lo aisló y postró – la “peronitis” según decía-,  la Editorial Argos publicó su obra Sarmiento.[125] José Luis Romero, quien se desempeñaba como secretario de la Comisión Directiva de la SADE que presidía Martínez Estrada,  escribió una reseña  para la revista mexicana Cuadernos Americanos, que era un elogio y una defensa. [126]  Como complemento y reconocimiento de sus antecedentes en el cultivo de la poesía, en el año 1947, publicaron en la Colección Obras de Ficción un volumen de Poesía, conteniendo la totalidad de su obra (Oro y Piedra, Nefelibal, Motivos del cielo, Argentina, Títeres de pies ligeros y Humoresca).[127] En la solapa, a modo de presentación, reprodujeron el “Brindis Jovial” ofrecido por Leopoldo Lugones en el banquete de celebración del Premio Municipal recibido por Martínez Estrada por Títeres de pies ligeros y Humoresca a inicios de la década del ’30.

Otro trabajo de autor argentino destacado fue Filosofía de ayer y de hoy, de Francisco Romero.[128] El texto incluía variedad de autores (Leibniz, Vico, Nietzsche, Ortega, Korn), temas (racionalismo, escepticismo, relativismo) así como “temas fundamentales de la filosofía occidental”, como la ontología de la cultura, la concepción del mundo y las tendencias contemporáneas del pensamiento hispanoamericano, todos afines con los intereses de los directores de la colección.[129] En la publicidad, Francisco Romero era presentado como “una vigorosa mentalidad filosófica, un profundo renovador, un pensador original…y un gran maestro.”[130]

Se publicaron otros libros muy vinculados a las reflexiones de José Luis Romero sobre la historia de la cultura. En 1947, los de Emmanuel Berl El porvenir de la cultura occidental[131] y El burgués y el amor.[132] Romero presentó en la solapa ambos textos. Del  primero destacó la controversia que había originado, y  la señalaba como signo del clima de época. La publicación de este intelectual francés de raigambre de izquierda, de destacada actuación durante los tiempos del Frente Popular de la década del treinta, implicaba un gesto significativo: Berl rechazaba el totalitarismo, tanto estalinista como nazifascista y bregaba por una democracia radical. Si bien el texto del propio Romero, El ciclo de la revolución contemporánea, por su condición de ensayo no contenía aparato erudito ni citas, algunas de las ideas de Berl latían en él. Sobre el segundo, que era parte de  un  tríptico, junto a La muerte del pensamiento burgués y La muerte de la moral burguesa, señaló que estaba destinado a realizar la “disección de la sociedad de nuestro tiempo”

Otro autor al que Romero había prestado atención en el pasado fue Eduard Spranger. Ortega y Gasset desde la editorial Revista de Occidente venía difundiendo su libro  Formas de vida desde

1935.[133] Argos tomó a su cargo la publicación de los Ensayos sobre la cultura, publicado en 1947.[134] Escrito en el año 1936, Spranger desarrollaba su idea sobre la morfología de la cultura, recibida  y recreada por Romero tiempo después.[135] En su texto, Spranger introducía, además, la categoría de “colonización pedagógica”.[136] La edición llevó como presentación en la solapa un escrito de Francisco Romero, quien lo distinguía como pedagogo y estudioso de la cultura, a la vez continuador y crítico de Spengler.[137] En la difusión se destacaban el “vital interés para el hombre moderno” de estos ensayos, así como la “sutil profundidad y espíritu clarificador” del autor.[138]

Raimundo Lida tradujo Estética. Los problemas de la estética. La estética fenomenológica de Moritz Geiger.[139] En la solapa, Romero Brest lo presentó como una síntesis panorámica de la “diversidad de las posiciones que se manifiestan en la estética contemporánea”, con una   “imprescindible clarificación de las ideas”.[140] Otro de los títulos de esta serie fue Los valores humanos,  del filósofo italiano Francesco Orestano.[141]

En 1949, a instancias de Jorge Romero Brest,  se publicó El arte.  Los críticos y usted de Curt J. Ducasse.[142]  Obra de iniciación al pensamiento estético, escrita de manera  fácil, sin caer en la superficialidad y la simplificación, el libro era ponderado por presentar los problemas y las orientaciones centrales del momento en la materia.[143]

La crítica literaria

En La crítica literaria se publicaron seis volúmenes. Luis M.Baudizzone,  seguramente el responsable de la serie, escribió las solapas delanteras.

El primer libro fue publicado en el año 1946.  Ensayos sobre la crítica de Francesco de Sanctis [144]  era una selección acotado de escritos realizados entre 1855 y 1872: la crítica de Petrarca (incluido en su obra sobre Manzoni); el análisis de la figura de Francesca de Rimini; un comentario a la historia de la literatura de César Cantú; textos sobre Janin. En 1941 la casa Garzanti los reunió en tres volúmenes. En la solapa, Roberto Giusti hizo la presentación del  célebre autor de la Historia de la literatura italiana  del siglo XIX, que fue diputado y ministro de Educación del Reino de Italia. Destacó en primer término el trabajo de quien hizo la selección y traducción del material, Gregorio Halperin, “ilustrado humanista argentino” -y en algunos ratos libres- profesor de latín de José Luis Romero. Luego ubicó a De Sanctis en el “linaje de los grandes críticos”, exaltó como obra “a la vez de pensamiento y creación poética”, lo filió en el  liberalismo y el  humanitarismo del Risorgimento y destacó su estilo conversacional, brillantemente razonado en estos ensayos donde prima el criterio estético por sobre cualquier otro. Giusti vaticinaba que a través del libro, “la cultura argentina ensanchará su horizonte”.[145]

El volumen siguiente fue La poesía pura de Henri Bremond.[146]  La presentación en solapa del libro estuvo a cargo del escritor Julio Cortázar. El texto iba acompañado de un “debate sobre la poesía” de Robert de Souza.  Para el abate Bremond “la esencia de la poesía” residía en “la tendencia del hombre hacia la divinidad”.[147]  En 1948 publicaron Con Balzac, del afamado filósofo francés Alain.[148]

El romanticismo en Alemania, del escritor italiano Arturo Farinelli,[149] fue presentada por Baudizzone. Destacó la fama del libro, el estudio de las “múltiples proyecciones” de la “primera fase del vasto movimiento” y el análisis que realizaba de las concepciones de la filosofía, la idea de libertad y el concepto de nacionalidad,  conjugado con el de humanidad desarrollado por el autor.[150] Un libro de André Gide sobre Oscar Wilde, publicado en 1901, poco después de la muerte del escritor, completaba las publicaciones de 1948 de esta serie. [151] En la difusión se destacaban la incidencia de Wilde sobre Gide y la amistad entre ambos, subrayando que el libro constituía  “un intento de explicación de aquel hombre admirable que, sin embargo, había muerto rodeado por la execración”.[152]  En 1951 fue publicado el libro de Helmut A. Hatzfeld titulado Superrealismo: observaciones sobre pensamiento y lenguaje del superrealismo en Francia.[153]

Historia y viajes

En la serie Historia y viajes se publicó una lista, vasta y heterogénea,  de catorce títulos. El primero fue Godoy. Príncipe de la Paz, de Jacques Chastenet, de 1946.[154]  La solapa fue firmada por el exiliado español Guillermo de Torre, quien tildó de “novelesca” la trayectoria ascendente de Manuel Godoy, quien pasó de ser Guardia de Corps de la corte de Carlos IV a ejercer el control del gobierno del Imperio español.  El autor era presentado como “uno de los más brillantes historiadores franceses que se han revelado últimamente”.[155]

Lo siguió, en 1947, Los jardines de la historia, de Emile Gebhard.[156] En la presentación se resaltando sus dotes para la “evocación histórica” y sus trabajos previos sobre la Edad Media y el Renacimiento.[157] A través de sus “estampas maravillosas” de “héroes sublimes y grandes malvados”, Gebhartd “busca los secretos del alma humana a través de todas sus formas”. [158]

Como en las otras series, se incluyeron autores nacionales. En línea con la publicación del “Sarmiento” de Martínez Estrada, en 1947 se incluyó Vidas de Aldao y El Chacho, de Sarmiento.[159] En la solapa, José Luis Romero subrayó la inclinación de Sarmiento por la biografía, como una expresión de lo histórico social. Como Facundo, estos  son  hombres-símbolo,  y y por esa razón las tres habían sido agrupadas en las Obras Completas bajo el común título de “Civilización y Barbarie”. Para Romero “quien quiera comprender a fondo el significado que daba Sarmiento a esta antítesis reveladora –tanto en su verdad como en su error- no debe limitarse  a la imagen que de ella proporciona el Facundo”, ya que “la idea se perpetúa en Sarmiento y cuaja luego en estas dos biografías de caudillos”.[160]  En la publicidad se destacaba: “Una vez más, Sarmiento pone de manifiesto su garra de narrador y su apasionamiento en la defensa de sus convicciones”.[161]

Otro título significativo de esta serie, orientado a la historia, fue Los grandes servidores de la monarquía,  de Louis Madelin, con siluetas de Richelieu, Mazarino, Colbert y Louvois.[162] La solapa fue escrita por  Romero, quien había conocido al autor en su viaje por Europa de 1935/36.  En la presentación dividió la historiografía sobre la Revolución Francesa en posiciones y criterios -de “derecha” e “izquierda”-, colocando al autor como el primer representante del primer espacio, en contraposición con Mathiez. Justificó esa inclusión señalando que no resultaba “lícito” desconocer “los aportes logrados por los que están en una posición antitética”.  Para Romero “nada más opuesto al espíritu científico que  negarse a escuchar a quien, de antemano, se sabe que no coincide con nosotros”. Cuestión que sería “doblemente inexcusable frente a este problema, porque hay de ambos lados especialistas de innegable calidad”.[163] En sintonía con estas premisas, en el catálogo fue presentado como “gran historiador…sostenedor de una tesis conservadora, Madelin ha defendido un criterio muy controvertido para interpretar la Revolución Francesa.”[164] Para Romero, estos “ensayos biográficos…son en otro sentido verdaderas interpretaciones de la época en que actuó cada uno de los personas estudiados”.[165]

Recuerdos de un viaje por la China del R.P. Huc, misionero de San Lazaro, fue publicado con una presentación de José Luis Romero, quien seleccionó el material por considerar esa travesía “una de las más curiosas aventuras que pudiera imaginarse”.[166] Destacado como “intrépido viajero”, Huc revela el “misterio” y el “secreto” de la vieja civilización china.[167]Otro material que Romero incluyó en la serie, fue el texto de Vignaud sobre Cristóbal Colón y la leyenda.[168] Presentado como renovador de las interpretaciones sobre Colón y su empresa, el libro de Vignaud sintetiza sus investigaciones y búsquedas.[169]

La vida de Dante  Giovanni Boccaccio[170], se publicó con un meduloso Estudio Preliminar  de José Luis Romero, que por entonces estaba estudiando con intensidad ese período.[171] Fue presentada como “una pequeña obra maestra”: “Boccaccio merece ser conocido a través de otras de sus obras, en las que revela aspectos diferentes de su genio múltiple”.[172]

En el año 1948 apareció Carlomagno, de Joseph Calmette[173] , conocido por sus libros sobre la Edad Media, como  La Societé féodale et  l’elaboration du monde moderne, y, junto con  Eugéne Déprez, L’Europe Occidentale de la fin du XIV siécle aux guerres d’Italie. Para Romero se trataba de “uno de los grandes historiadores contemporáneos consagrado a los estudios medievales”.[174] El autor reconstruye la figura del restaurador del imperio: Carlomagno, pero, sobre todo, de una “época”, que para Romero resultaba “decisiva en la formación de la cultura occidental”.[175]

La gran claridad de la Edad Media de Gustave Cohen, fue presentada en la solapa por Jorge Romero Brest, quizá por la inclinación del autor a los estudios sobre el desarrollo de las artes plásticas en el período.[176]  Se trató de un libro publicado en el año 1942, muy significativo para la elaboración intelectual de José L. Romero, quien lo tradujo muy poco después de haberlo leído, y lo citó y recomendó reiteradamente. [177] En sus páginas Cohen abordó con criterio polémico el nacimiento del idioma y la literatura francesa, las diversas influencias en la formación del medioevo francés,  las canciones de gesta, las catedrales, el amor cortés, la mujer, las enciclopedias, las universidades, el teatro religioso y el surgimiento del humanismo. Cabe consignar el lugar de Cohen en la historiografía francesa: junto a Henri Pirenne y M. Focillon elaboraron la obra La civilisation occidentale du XII siécle a la fin de XV, en la que estudiaron el desenvolvimiento político social de esa época. Otra nota significativa fue que, al igual que Pirenne con su Historia de Europa durante la Primera Guerra, Cohen escribió el texto en 1940 en el marco de la ocupación alemana, sin contar con materiales para la consulta: “Hoy, primero de julio, en medio de la terrible desgracia de la patria aplastada y desgarrada, hollada por los pies del bárbaro invasor, quisiera comenzar este libro en honor de la Francia que no puede morir”.[178]  Carlos Rama realizó un comentario muy favorable a la obra en Realidad.[179]

El nacimiento del cristianismo de Alfred Loisy fue otro de los títulos de ese año.[180] La solapa estuvo a cargo de Jorge Romero Brest. Publicado en el año 1933, formaba parte de la obra del sacerdote, excomulgado en 1908 junto con un variado grupo de “modernistas”, sobre los orígenes del cristianismo.  Otro título fue Jacques Cartier y el pensamiento colonizador de Eugène Guernier. [181] No llevaba firma, pero por la serie en cuestión, el estilo y el contenido podemos sospechar que la solapa fue elaborada por José Luis Romero. Lo presentaba como profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de París y posiblemente lo conociera, ya que  había visitado Argentina en el año 1947, dictando conferencias en el Instituto de la Universidad de París con sede en Buenos Aires, con el que Romero estaba en contacto.[182] En la solapa se subrayaba la tesis de Guernier sobre la existencia de un “pensamiento colonizador” en Cartier, que contenía una clara “orientación económica, social y política del que parecen carecer la mayoría de sus contemporáneos”.[183]

En dos tomos fue  presentado el libro de Philip Monnier El “Quattrocento”. Historia literaria del siglo XV italiano, publicado originariamente en el año 1912.[184]En el año 1947 apareció El Parlamento de Inglaterra, de Jacques Chastenet.[185]Romero ya había publicado al autor en dos oportunidades.[186] Se ocupó de escribir la presentación de la solapa y, para darle mayor difusión, redactó un artículo para el diario La Nación.[187] Allí señalaba: “Chastenet no es ya un hombre joven, pero ha empezado a escribir libros solamente al llegar a la media centuria, y se ha revelado como historiador después de comenzada la última guerra. Había actuado largos años en la diplomacia…y en el periodismo, como codirector de ‘Le Temps’”.[188] Poco después, se publicó otra obra del mismo autor: El siglo de la reina Victoria, también con presentación de Romero.[189] 

De su propia autoría Romero publicó El ciclo de la revolución contemporánea,[190] presentado en la solapa por el exiliado republicano Francisco Ayala. Señala que el autor presenta esquemas comprensivos de una realidad compleja, los califica  de portadores de “una riqueza que los dota de flexibilidad, los hace jugosos y les otorga fuerza de convicción”, concluyendo que el lector podrá encontrar “doctrina, sugestiones, y, además, un holgado placer” derivado del “temple moral que reflejan”.  Para Ayala “el sentido de la obra” era “hallarle al decurso turbulento de los últimos cien años una dirección positiva que procure orientación a nuestras desconcertadas vidas”.[191]

Como parte de la reproducción de la Historia Universal del Trabajo, bajo la dirección de Georges Renard, se publicó  en primer término El trabajo en América, antes y después de Colón de Louis Capitan y Henri Lourin.[192] Por la importancia de la temática, fue presentado especialmente por José Luis Romero. En 1949 se publicó la Historia Económica de la Europa Moderna, a cargo de Georges Renard y G. Weulersse. Su título original era El trabajo en la Europa moderna, y era parte de la mencionada  Historia Universal. [193] Como en otros casos, la obra de Renard resultaba conocida para Romero: en 1928 había comentado en la Revista Nosotros el libro sobre El trabajo en la prehistoria, considerándolo como  “un libro destinado a perdurar”.[194]

El arte y los artistas

Esta serie estuvo a cargo de Jorge Romero Brest y entre 1946 y 1953  llegó a publicar quince títulos.[195]

El primer título de esta serie fue Los orígenes del arte gótico de Louis Corajoud publicado en el año 1946, en el cincuentenario de su muerte.[196]  Romero Brest escribió la solapa de presentación y el estudio preliminar. En este último destacó la pasión de Courajod por reivindicar los múltiples antecedentes -francos, germanos y musulmanes- del arte románico y gótico en su denodado combate al “romanismo”. El texto provenía de dos conferencias dictadas en la Escuela del Louvre, consideradas fundamentales por el responsable de la serie.

Siguió La música y las naciones, de Jean Aubry, publicado en 1922.[197]  El autor sostiene la existencia de un “sentimiento nacional que se expresa en la música”, a la vez que aboga por una “comprensión recíproca”.[198] El trabajo trata especialmente de la obra de Debussy. En 1947 se publicó  Espejo de la pintura actual, de Margarita G. de Sarfatti, exiliada italiana en Argentina por las leyes raciales de Mussolini.[199] Para Romero Brest la autora desarrolla un “largo ensayo”, con “exquisito refinamiento de forma, una fecunda teoría amasada con emoción sobre el arte de todos los tiempos”.[200]

Ese mismo año fue publicada la obra del argentino Mario Lancelotti  El violín y sus maestros. [201]Músico experimentado, reconstruyó la historia del violín, instrumento que ejecutaba con maestría.  Romero Brest resaltó que en sus páginas  el lector podía encontrar “una estructura coherente de ideas que conservan el aliento de emoción que las nutrió sin duda en el comienzo”.[202]

La publicación de Las Cartas de Nicolás Poussin [203]tenía como objetivo revelar, ante el carácter considerado “hermético” de la obra del artista francés del siglo XVII, “ la vida íntima del pintor en la época en que se mostró más fecundo”. Para Romero Brest “resultaba imprescindible acudir a otras fuentes para iluminar su sentido”.[204]  Otro libro destacado fue El arte religioso de los siglos XIII al XVII. Historia Artística de las órdenes mendicantes de Louis Gillet, publicado originariamente en 1912. [205]  En la solapa,  Jorge Romero Brest destaca la obra como “magistral”, como una combinación original de poesía y novela para la reconstrucción “de los períodos que jalonan cinco siglos de cultura artística y orquestándolos en grandes estructuras  morales, ya con los caracteres de espontáneo sentimentalismo que les dieron los franciscanos, ya con los del endurecido espiritualismo que les dieron los dominicos”.[206]

Manet, el incomprendido, de Louis Piérard,  fue publicado por primera vez en 1945.[207]  Piérard ya había biografiado a Van Gogh y Meunier. Para Romero Brest, Manet era, junto con Corot, el pintor francés más importante del siglo XIX. En la difusión del libro se destacó la condición de socialista del autor,  así como su capacidad para presentar al pintor en sus “tribulaciones humanas”.[208] Este segundo aspecto era el que daba título a la obra, haciendo referencia al esfuerzo realizado por Manet para lograr el reconocimiento en su época, tras sufrir duras críticas.

 También de 1947 fue la edición de El libro del arte, de Cennino Cennini. Escrito hacia 1437,[209]  fue el primer tratado técnico de pintura escrito en lenguaje llano y directo, mediante el desarrollo de 189 recetas. El autor del prólogo fue Aldo Mieli,  exiliado italiano y prominente historiador de la ciencia.

En 1948 se publicó el libro de Georges Meáutis Las obras maestras de la pintura griega, desde Polignoto hasta los retratos del Fayum. [210] La edición incluyó significativas reproducciones. En la solapa, Romero Brest  subrayó su estilo suave y elegante, erudito y emotivo. [211] En 1949 salió  Los problemas del escultor, de Bruno Adriani, publicado por vez primera en 1943.[212] En la solapa,  Romero Brest, destacó que Adriani había hecho  un “Ensayo de integración de la técnica y el pensamiento” ya que “la mano ejecuta sólo lo que le ordena la mente y llena de vida la intuición”.[213]

Ese mismo año publicaron, por primera vez en lengua española, el libro de Goethe sobre Benvenuto Cellini, escrito hacia 1887.[214] En la solapa los editores subrayaron la característica del autor alemán de escribir para enseñar, tomando este libro como un ejemplo en ese sentido. La aproximación a la vida de Cellini no es solo individual, sino que pinta la Florencia en tiempos de los Médicis, la competencia con otras ciudades y las expresiones artísticas, condensadas en la figura del biografiado, “técnico consumado”  e “indómito faccioso”. En el año 1950 publicaron el libro Gaetano Previati  La técnica de la pintura y el divisionismo.[215]   Romero Brest lo presenta como “discreto pintor” y teórico “profundo y sagaz”, cuyas “observaciones sobre la técnica de la pintura a la luz de los principios del divisionismo han pasado a ser materia de constante mención en la literatura europea”. [216]

En el año 1951  Romero Brest publicó su libro Pintores y grabadores rioplatenses.[217]  Presentado como un panorama de las artes plásticas de ambos márgenes del Río de la Plata, los editores destacaron la “objetividad“ de la figura del crítico, sostenida en un “claro saber y una fina sensibilidad”.  El libro recorría los siglos XIX y XX, reconstruyendo las trayectorias, desde Blanes a Soldi y Torres García. Como apéndice incluyó el ensayo “El arte argentino y el arte universal”, publicado originariamente en el primer número de Ver y Estimar, de abril de 1948. Llamaba a la autenticidad, a “querer la vuelta a lo que somos” para superar el “impasse” de una “crisis angustiante” dada por el choque entre la vanguardia que ignora “la tierra y el hombre” (snobismo) y el desinterés de las masas.[218] 

Del año 1952 fue la publicación Exposición de pintura, del uruguayo José Pedro Argul.[219] Tanto la solapa como el prólogo estuvieron a cargo de Romero Brest, quien se confesaba amigo y admirador del autor.[220] Destacaba que sus análisis no “planean por encima de las obras y de los hombres que las hacen, sino se desprenden del análisis de unas y otras”.[221] Pintores modernos, de Lionello Venturi[222], fue publicado en julio de 1953. Impreso con una atractiva tapa de color, la edición no seguía los parámetros de la Biblioteca Argos ni de la serie El arte y los artistas de la que, sin embargo, formaba parte. El tratamiento de diversos artistas de Goya a Courbet, así como la inclusión de ilustraciones, permitía que fuera usado en la enseñanza.

La gravitación de esta serie fue visible en Ver  y  Estimar,  revista que dirigió Romero Brest junto con sus discípulos. En  el  primer  número  aparecieron  dos  reseñas  críticas  sobre  títulos  aparecidos  en la serie “El arte y los artistas” así como un aviso publicitario de la Editorial Argos, que  ocupaba  la  primer  página  de  un  cuadernillo  añadido  al  comienzo de la publicación. Con  el correr de los años, los avisos seguirían apareciendo en la revista.[223]

El espíritu científico

En esta serie se incluyeron títulos sobre epistemología, psicología e historia de la ciencia. Entre los primeros se contó La psicología de la forma, del destacado psicólogo francés Paul Guillaume.[224] Otro libro de gran trascendencia fue La formación del espíritu científico, de Gaston Bachelard, publicado originariamente en el año 1938.[225] A estos títulos de vanguardia se agregó una obra de divulgación: Breve historia de la ciencia, de W.T. Sedgwick  y W.Tyler[226] En esta serie contaron con la colaboración del historiador de la ciencia José Babini, de significativa actuación en la Universidad del Litoral hasta 1945. Babini trabajó intensamente en la instalación en Buenos Aires del  italiano Aldo Mieli, y juntos promovieron el primer grupo de investigación de la historia de la ciencia. Babini acompañó en diversos momentos la carrera de José Luis Romero, desde la invitación, en 1933, a dictar en Santa Fe su conferencia “La formación histórica” -cuya importancia fue señalada por Tulio Halperin Donghi- hasta acompañarlo en 1955, como decano de la Facultad de Ciencias Exactas, durante el rectorado de la Universidad de Buenos Aires de Romero. Entre 1946 y 1955 se ayudaron en la dura tarea de la supervivencia.  

Postrimerías

El alejamiento de Baudizzone, el sostenimiento de la publicación periódica Ver y Estimar por parte de Romero Brest y la concentración de energías de Romero en la revista Imago Mundi explican en parte una caída significativa en el número de títulos publicados, que arranca en 1951.       

Estas realidades coincidieron con la aparición de un par de libros disruptivos y anómalos para la línea editorial sostenida hasta ese momento en una orientación “universalista”, unida a la publicación de autores argentinos de clara filiación opositora. 

El primer hecho disonante fue la salida el 10 de julio de 1953 de los talleres gráficos Columbia del libro de César Tiempo titulado Moravia, Vivian Wilde y compañía.[227] El contenido de la obra no podía resultar conflictivo. Por otro lado, el autor tenía acreditados pergaminos para ser incluido en el catálogo de la editorial, habiendo formado parte del Grupo de Boedo y contando en su haber con reconocimientos y premiaciones como escritor. La singularidad provenía de su ubicación política, su militancia gremial, las responsabilidades asumidas en algunas publicaciones y las gestiones que realizaba en favor del gobierno. Recordemos que Tiempo adhirió al peronismo hacia 1947-48.[228] Formó parte del Sindicato de Escritores Argentinos, asociación alternativa a la S.A.D.E. por ese entonces.[229] Colaboraba en la publicación Argentina de Hoy vinculada a los grupos de origen socialista que adherían al peronismo.[230]  A partir de 1952 comenzó a dirigir el Suplemento Cultural de La Prensa.[231] En el viaje de Perón a Chile se comprometió a acercar posiciones con la intelectualidad de izquierdas, en particular con Pablo Neruda.[232] En la solapa, luego de reseñar los antecedentes literarios de Tiempo, se subrayaba: “Cabe señalar, como síntesis y coronación de su fecunda actividad intelectual, que César Tiempo ejerce actualmente la dirección de los suplementos literarios del diario ‘La Prensa’, una de las tribunas más prestigiosas de América”.[233]  La obra fue presentada por el escritor Lázaro Liacho, que compartía el mismo origen y trayectoria con Tiempo y colaboraba en La Prensa, en un prólogo largo y elogioso en la que unía a la trayectoria literaria la condición de judío del escritor.[234] Tiempo hizo llegar un ejemplar a Perón[235] y se quejaba amargamente de la ausencia de comentarios y críticas en las revistas especializadas.[236]

El segundo libro fue el de Bernardo  Ezequiel Koremblit que daba lugar a una nueva serie, bautizada con el nombre “Hombres e ideas” y caracterizada con un color naranja claro. En esa serie solo salió su libro  Romain Rolland: humanismo, combate y soledad.[237] En la solapa destacaban que el autor de La torre de marfil y la política, había concretado en la silueta de Rolland la conjunción de atención a los acontecimientos y compromiso de los escritores. Koremblit acompañaba a Tiempo en Argentina de Hoy y en el Suplemento Cultural de La Prensa.[238] En el primer medio publicó varios artículos recuperando la figura de un escritor caro a las tradiciones de la cultura de izquierda.[239] En La Prensa publicó, para dar difusión a su propio libro, el artículo “Romain Rolland, el último humanista”.[240]

Con la información disponible podemos conjeturar que el titular de la empresa enajenó el sello a un grupo editorial de otra orientación, publicando éste el título de Tiempo y abriendo una nueva serie en la que salió el libro de Koremblit. Según un activo editor del momento, el stock y fondo editorial de la Editorial Argos (junto con los de Futuro, Lautaro, Ayacucho, Poseidón, Argonauta) fue adquirido por la Librería Anaconda de Santiago Glusberg para la venta en “mesas de saldo”, liquidando tres libros por diez pesos, y para la reedición de determinados títulos.[241] Este proceso se dio en la primera mitad del año 1953 e implicó varios cambios. Además de la orientación editorial comenzaron a imprimir el material en la Imprenta Columbia y la Editorial Argos se integró a la Sociedad de Editores Argentinos, que agrupaba a las pequeñas y medianas editoriales y tenía mayor afinidad con el gobierno.[242] Para 1954 la editorial languidecía.[243]    

En manos de Anaconda, el sello Argos solo reeditó selectivamente algunos títulos. En tiempos de la “Revolución Libertadora”, después de un tiempo de inactividad, reeditó dos títulos. Uno fue el Sarmiento de Ezequiel Martínez Estrada.[244] En esta edición, si bien se mantenía la ubicación en la serie “Los pensadores”, a diferencia de la primera salida de diez años atrás, no incluyeron semblanza ni reseña en la solapa y no figuraban los promotores de la Biblioteca Argos.[245] Otro texto reeditado fue el  Romain Rolland de Koremblit.[246] En el año 1958 la Editorial reeditó algunos títulos más: El arte. Los críticos y usted de Curt J. Ducasse[247] y El innmoralista de André Gide.[248]

Imago Mundi y Siglo XXI

La práctica adquirida por José Luis Romero en la producción editorial con Argos fue un importante fundamento para la tarea desarrollada en la revista Imago Mundi. Como ha señalado con abundancia la historiografía, la experiencia de esa revista significó varios giros en el trabajo de Romero.[249] Por un lado la explicitación de la propia concepción de la historia de la cultura.[250]  Por otro, la posibilidad de realizar una convocatoria a colaboradores permanentes en torno a una redacción.[251] Por último, la conexión e interacción con otras publicaciones periódicas así como el acceso a nuevos materiales que gozaron de la atención preferente de la crítica realizada desde la revista. Esta experiencia culminó en el año 1956, por la finalización del apoyo económico de los herederos de Alberto Grimoldi, el generoso mecenas. Se trataba ya de otro contexto político totalmente diferente al inicial y cuando Romero reiniciaba su actuación en el ámbito universitario, se desplegaba en el ámbito de la S.A.D.E. asumiendo la presidencia por el deceso de Vicente Barbieri y una renovada militancia partidaria en el socialismo.

A principios de la década del setenta, con renovados aires latinoamericanistas, Romero se vinculó a dos emprendimientos editoriales. Luego de transformar a Siglo XXI Argentina de distribuidora a editorial, su director, Arnaldo Orfila Reynal participó del lanzamiento del sello en Buenos Aires en agosto de 1971. Ello seguía a la fusión realizada con la Editorial Signos, orientada por Juan Carlos Garavaglia y Enrique Tandeter (que a su vez se había asociado a Pasado y Presente, animada por José Aricó). En el consejo de administración figuraban María Elena Satostegui -gerente en Buenos Aire de Fondo de Cultura, ex esposa de Orfila y  persona de su absoluta confianza, Leopoldo Portnoy, Alfredo Galleti, Sergió Bagú y Andrés López Accotto, todas personas vinculadas con Orfila, Mauricio Tenewicki, propuesto por Tandeter, y Jose Luis Romero, quien ocupó la presidencia. [252] Unos meses después fue reemplazado por Leopoldo Portnoy.

Otra fue la experiencia de la Gran Historia de América Latina.[253]  Desarrollada en el marco de la poderosa editorial Abril, que dirigía César Civita, contó con la dirección conjunta de José Luis Romero y su hijo Luis Alberto y la colaboración de un importante número de historiadores locales y extranjeros. A lo largo del año 1972 fue distribuida en fascículos y en el año 1973 fue consolidada como obra unitaria en cuatro tomos. Con una tirada inicial de cerca de 100.000 ejemplares, fue descendiendo progresivamente ajustándose a los 20.000 ejemplares demandados por el público.

La obra retomaba la idea de la historia latinoamericana de Losada de la década del ’50. Se componía de tres partes. La primera llevaba como título una categoría fuerte del pensamiento de Romero en relación a América Latina: La aventura de un continente, en la que ofrecían una imagen de los grandes rasgos que caracterizaban todo el proceso histórico de la región. La segunda refería a Pueblos y países, con el desarrollo de las historias nacionales. La tercera parte, llamada La otra historia,  presentaba una visión anecdótica de las formas de la vida cotidiana en su evolución, escrita por Rodolfo Valeri Alonso y Hugo del Campo.[254]  Contaba con una periodización que respondía a su mirada sobre el proceso histórico de la región (Desde los orígenes a la independencia; Latinoamérica patricia; Latinoamérica burguesa y Latinoamérica en crisis). Cuatro fotógrafos viajaron por el continente, bajo las indicaciones y la guía experta de José L. Romero, completada por Hugo del Campo, para ilustrar la obra con imágenes originales. [255]

Consideraciones finales

José Luis Romero combinó, como hemos visto, con sus tareas propiamente intelectuales, la tarea de editor.  Este oficio recorrió varios tramos de su trayectoria. El proyecto editorial que más esmero y tiempo le insumió fue el de Argos. La reconstrucción sobre la trayectoria de esta Editorial y, en particular, de su Biblioteca con las series animadas por Baudizzone, Romero Brest y Romero nos permite plantear una serie de reflexiones sobre el contexto y el proyecto editorial.

La diversidad de títulos y procedencia de los autores seleccionados en materia literaria, histórica y estética, así como la contemporaneidad de su producción, puede poner en cuestión o matizar ideas corrientes sobre el “provincianismo” cultural del período en el que desenvuelve su accionar.

La combinación de autores nacionales con extranjeros, aunque no en paridad numérica, cuestiona una caracterización que ha enfatizado la “cultura bilingüe” de las elites intelectuales de la época, orientadas fundamentalmente a procesos de traducción acrítica de materiales. En este caso, además de la oportunidad de negociar los derechos exclusivos, la selección de autores y los procesos de transposición al medio parecen responder a inquietudes y opciones profundas en cada uno de los ámbitos disciplinares. 

También, nos permite complejizar el abordaje de estas opciones laborales y profesionales, superando la idea de un accionar determinado por la necesidad o la mera supervivencia. Si se quiere, a esa razón de base, podemos sumarle un plus de interés, de voluntad cultural, de pasión en la transmisión de ciertos materiales por parte de los promotores de la empresa. De otro modo, no resulta explicable la inclusión en el catálogo editorial de títulos orientados a públicos especializados, angostos de por sí para una venta.

La articulación del proyecto editorial con el de las revistas especializadas, en el que tanto Romero Brest como Romero se embarcaron, constituye otro punto de interés. Retomando uno de los puntos planteados en la Introducción, nos interesa subrayar que la experiencia acumulada en el ámbito editorial por Romero actuó como segura plataforma para la tarea de dirección de una revista-libro, tal como se concebía Imago Mundi, y para otros proyectos editoriales desenvueltos en la década del ’70. 

El trabajo editorial, para la primera época, suponía selecciones temáticas, trato con autores y traductores, ilustradores, manejo adecuado de tiempos, seguimiento de entregas, revisión de materiales, administración de recursos, articulación con los talleres de imprenta, entre otras cuestiones. La confección de una robusta revista, con identidad visual, ilustrada por dibujantes de renombre y finamente encuadernada debía mucho a la expertise aprendida durante largos años en la editorial Argos. 

Otro elemento clave que venía de la experiencia editorial de Argos y de otros espacios de ese tipo, en el que muchos testimonios concuerdan, se ubicaba en la posibilidad del encuentro y el intercambio, en la construcción de un ámbito de sociabilidad intelectual producida por intereses comunes.

Hemos subrayado la importancia de esta experiencia para el desarrollo de posteriores iniciativas como Imago Mundi o las emprendidas en la década del ’70. Todo ello configura una faceta más de la rica y compleja personalidad intelectual de Romero, sobre la que habrá que seguir interrogándose e investigando para completar un cuadro más acabado y completo.

Apéndice

Solapas, prólogos y Estudios preliminares de José Luis Romero en Argos, ordenados cronológicamente.

BERL, Emmanuel. El porvenir de la cultura occidental. Buenos Aires, Argos, 1947. Solapa

BERL, Emmanuel. El burgués y el amor. Buenos Aires, Argos, 1947. Solapa.

SARMIENTO, Domingo F. Vidas de Fray Félix Aldao y El Chacho. Buenos Aires, Argos, 1947. Solapa.

MADELIN, Louis. Los grandes servidores de la monarquía. Buenos Aires, Argos, 1947. Solapa.

HUC. Recuerdos de un viaje por la China. Buenos Aires, Argos, 1947. Presentación.

BOCACCIO, Giovanni. Vida de Dante. Buenos Aires, Argos, 1948. Estudio preliminar.

GUERNIER, Eugène. Jacques Cartier y el pensamiento colonizador. Buenos Aires, Argos, 1948. Solapa.

CHASTENET, Jacques. El parlamento de Inglaterra. Buenos Aires, Argos, 1947. Solapa.

CHASTENET, Jacques. El siglo de la reina Victoria. Buenos Aires, Argos, 1948. Solapa.

CAPITAN, Louis;  LOURIN, Henri. El trabajo en América, antes y después de Colón. Buenos Aires, Argos, 1948. Presentación.

Libros de Editorial Nova en la Biblioteca histórica, dirigida por José Luis Romero. Ordenados cronológicamente

Emilio Gebhart. La Italia mística. Tr. Nélida Orfila. Buenos Aires, Nova, 1943.

Vicente Fidel López. Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido a la civilización de la humanidad. Estudio preliminar de José Luis Romero. Buenos Aires, Nova, 1943.

Eileen Power. Gente de la Edad Media. Tr. Sara Álvarez. Buenos Aires, Nova, 1945.

G. Elliot Smith. En el comienzo de la civilización. Tr. Sara Álvarez. Buenos Aires, Nova, 1945.

Jacques Chastenet. William Pitt. Tr. Josefina Ossorio Florit,  Buenos Aires, Nova, 1945.

Tomas Carlyle. Oliverio Cromwell. Tr. Rosa C. [Cusminsky] de Reijenstein. Estudio preliminar de JL Romero. Buenos Aires, Nova, 1946.

Dino Compagni. Crónica de los Blancos y los Negros. Traducción y Estudio preliminar de José Luis Romero. Buenos Aires, Nova, 1948.


[1] DEVOTO, Fernando. En torno a la formación historiográfica de José L.Romero. En  BURUCÚA, José E.; DEVOTO, Fernando; GORELIK, Adrián. José L. Romero, vida histórica, sociedad y cultura. Buenos Aires, Unsam, 2009.  Disponible en:

https://jlromero.com.ar/textos_sobre_jlr/en-torno-a-la-formacion-historiografica-de-jose-luis-romero/

[2] LAFLEUR, Héctor; PROVENZANO, Sergio; ALONSO, Fernando. Las revistas literarias argentinas. Buenos Aires, El octavo loco, 2006.p.137.

[3] SARLO, Beatriz. La batalla de las ideas (1943-1973). Buenos Aires, Planeta, 2001.ALTAMIRANO, Carlos. Bajo el signo de las masas (1943-1973). Buenos Aires, Planeta, 2001. SIGAL, Silvia. Intelectuales y peronismo. en TORRE, Juan C. (ed). Los años peronistas (1943-1955). Buenos Aires, Sudamericana, 2002. FIORUCCI, Flavia. Intelectuales y peronismo. Buenos Aires, Biblos, 2010. NALLIM, Jorge. Transformación y  crisis del liberalismo. Su desarrollo en la Argentina en el período 1930-1955. Buenos Aires, Gedisa, 2014. NALLIM, Jorge. Las raíces del antiperonismo. Buenos Aires, Capital Intelectual, 2014. KORN, Guillermo (Comp.). El peronismo clásico (1945-1955). Descamisados, gorilas y contreras. T.4 Literatura Argentina siglo XX (Dir. David Viñas). Buenos Aires, Paradiso, 2007.

[4] DE DIEGO, José L. 1938-1955. La “época de oro” de la industria editorial. En De Diego, José L. (Ed). Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006. p.91. Si bien en el sentido común académico se ha extendido el período hasta el año 1955, el origen de la denominación nació en un discurso de Ricardo Rojas al inaugurar la Primera Feria del Libro de la Cámara Argentina del Libro en el año 1943. La expresión fue recogida en un folleto de la misma Cámara en el año 1947, en el que fijaba los límites de esa era entre 1936 y 1943. Cámara Argentina del Libro. Frente a una crisis de la Industria Editorial. Buenos Aires, 1947.

[5] RIVERA, Jorge. El escritor y la industria cultural. Buenos aires, Atuel, 1998.p.94 y ss.

[6] SORÁ, Gustavo. “Libros para todos y modelo hispanoamericano”. En Revista Políticas de la Memoria. N° 10-11-12. Buenos Aires, 2011-2012.

[7] ROMERO, Luís A. La Argentina de Realidad. En Carolina Castillo Ferrer y Milena Rodríguez (ed.). Diez Ensayos sobre Realidad. Revista de ideas (Buenos Aires, 1947-1949).Granada, Fundación Francisco Ayala, 2013. p.8. señaló que fueron cesanteados 400 profesores universitarios y otros 800 renunciaron en solidaridad. En LA VANGUARDIA. La Universidad Argentina ha sido decapitada. 4 de febrero de 1947. p.5 y 8. publicaron los listados de estos profesores.

[8] ADAM, Carlos. Bibliografía y documentos de Ezequiel Martínez Estrada. La Plata, UNLP, 1965.  Incluye apéndice con correspondencia del autor.

[9] Fondo Seoane. Depositado en Fundación Luis Seoane. Disponible en:

http://consellodacultura.gal/fondos_documentais/epistolarios/persoas.php?p=3708

[10] ROMERO BREST, Jorge. Autobiografía. Buenos Aires, mimeo, 1972. Carta a Damián Carlos Bayón. En Archivo JRB-FFyL-UBA, C1-S6-A. “Prueba de eclecticismo fue mi actuación como co – director de la Editorial Argos (1946-1952) en unión con Luis Miguel Baudizzone y José Luis Romero, amigos entrañables. Publico entre otros los siguientes títulos: Los orígenes del arte gótico, de Louis Coraujod; Laocoonte, de Lessing; Cartas, de Poussin, El libro del arte, de Georges Méautis; Estética de Moritz Geigere; La técnica de la pintura y el divisionismo, de Gaetano Previati; Ensayos de filosofía y arte, de Thomas E. Hulme. Todos libros de interés especializado, algunos de difícil adquisición y traducidos por gente en extremo competente. También publico un tomo con artículos míos: Pintores y grabadores rioplatenses (1951)”.

[11] En el caso de José Luis Romero los datos recogidos por la publicación periódica de Kraft titulada Quién es Quién en la Argentina. Biografías contemporáneas de 1947, 1950, 1955 y 1958, habitualmente provistos por las mismas personas reseñadas, figura invariablemente la leyenda “asesor literario de la Editorial ‘Argos’ desde 1947”. En la presentación realizada por Losada de su perfil en la reedición de El ciclo de la revolución contemporánea del año 1956 no figuraba ninguna referencia a la tarea editorial. Por considerarle tarea hecha por necesidad o al tenerla por actividad menor en el marco de su desarrollo profesional en las extensas conversaciones sostenidas con Félix Luna tampoco recuperó la experiencia editorial.

[12] RIVERA, Jorge.ob.cit.p.97. DE DIEGO, José L. ob.cit.p.108 

[13] PEDRONI, Juan C.  Semblanza de Argos. En Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglo XIX y XX). Disponible en: https://www.academia.edu/40592539/Argos_Buenos_Aires_1940_1960_

[14] PEDRONI, Juan C. La serie El arte y los artistas de la editorial Argos. Bibliografía sobre arte e inscripciones de los textos. En Revista electrónica Armiliar (N.° 1), mayo 2017.

[15] RIVERA, Jorge. p.100. Para ROMERO, Luis A. ob.cit.p.10 “el grueso trabajó como correctores de pruebas, traductores, asesores literarios, directores de colecciones o simplemente autores”.

[16] HALPERIN DONGHI, Tulio. Son memorias. Buenos Aires, Siglo XXI, 2008.p.170-171: “En medio de la alocada prosperidad de esos breves años en que la Argentina fue en efecto una fiesta, las oportunidades de reemplazar con ventaja lo perdido como consecuencia de la derrota no iban a faltar; así, sólo como cesante iba José Luis Romero a estar en condiciones de abordar la compra de casa y automóvil, y luego la construcción de una de verano en Pinamar, y tanto él como Jorge Romero Brest pudieron contar casi de inmediato con la alternativa ofrecida por la Editorial Argos, que ingresaba en el mercado con recursos más abundantes de lo habitual entre las muchas que en ese momento lo hacían, y con ese sello lanzaron y dirigieron excelentes colecciones que alcanzaron discreto éxito, pero pronto a esa oportuna alternativa se iban a agregar otras”.

[17] AYALA, Francisco. Recuerdos y olvidos. Madrid, Alianza, 2010.p.329. Refiere a Argos como “efímera editorial”.

[18] “En 1946, con el inicio del gobierno peronista, perdió todos sus cargos en la enseñanza. Desechó la posibilidad de trabajar en Estados Unidos y se mantuvo, con dificultad, con trabajos editoriales”, señaló ROMERO, Luis A. José L. Romero editorialista: un recuerdo personal. Disponible en: https://jlromero.com.ar/temas_y_conceptos/jose-luis-romero-editorialista-un-recuerdo-personal/

[19] ALTAMIRANO, Oscar. Bajo el signo de las masas.ob.cit.. Peronismo y cultura de izquierdas. Buenos Aires, Siglo XXI, 2011. Ed. Corregida y ampliada.

[20] TERÁN, Oscar. En busca de la ideología argentina. Buenos Aires, Catálogos, 1984.TERAN, Oscar. Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX latinoamericano. Buenos Aires, Siglo XXI, 2004. TERÁN, Oscar. Historia de las ideas en la Argentina. Bs.As., Siglo XXI, 2008.  SARLO, Beatriz. La batalla de las ideas.ob.cit..

[21] SIGAL, Silvia. Ob.cit.

[22] Tendencia que parece estar revirtiéndose en la historiografía reciente: DE SAGASTIZABAL, Leandro; GIULIANI, Alejandra. Un editor argentino. Arturo Peña Lillo. Buenos Aires, Eudeba, 2014. ROMÁN, Viviana (Comp). La industria editorial argentina en perspectiva histórica. Entre la economía, la política y la cultura (1946-2018). Buenos Aires, Tren en Movimiento, 2021.

[23] ARGOS. Catálogo general, 1948. Buenos Aires, 1948.

[24] LÓPEZ, Vicente F. Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido a la civilización de  la humanidad. Buenos Aires, Nova, 1943.

[25] ROMERO, José L. Maquiavelo historiador. Buenos Aires, Nova, 1943.

[26] THIERRY, Auguste. Consideraciones sobre la historia de Francia. Buenos Aires, Nova, 1944. Estudio preliminar de José Luis Romero.

[27] DEL PULGAR, Hernando. Los claros varones de Castilla. Buenos Aires, Nova, 1944.

[28] RENAN, Ernesto. San Pablo. Buenos Aires, Nova, 1945.

[29] LASSERRE, Pedro. Abelardo contra San Bernardo. Buenos Aires, Nova, 1944.

[30] POWER, Eileen. Gente de la Edad Media. Buenos Aires, Nova, 1945.

[31] ELLIOT SMITH, George. En el comienzo de la civilización. Buenos Aires, Nova, 1945.

[32] CHASTENET, Jacques. William Pitt. Buenos Aires, Nova, 1945.

[33] CARLYLE, Thomas. Oliverio Cromwell. Buenos Aires, Nova, 1946.

[34] ROMERO, José L. Estudio Preliminar. En CARLYLE, Thomas. Oliverio Cronwell.ob.cit.

[35] Id.,

[36] Id.,

[37] SANCHEZ ALBORNOZ, Claudio. Una ciudad hispano-cristiana hace un milenio. Buenos Aires, Nova, 1947.

[38] COMPAGNI, Dino. Crónica de los blancos y los negros. Buenos Aires, Nova, 1948.

[39] Este proyecto merece un estudio especial que podría explotar la correspondencia disponible en el archivo de José L.Romero. A través del mismo podríamos conocer el haz de relaciones personales e intelectuales del historiador para esta época, así como el programa de trabajo, los ejes temáticos de la obra, las periodizaciones, entre otras cuestiones.

[40] Según ROMERO, Luis A. La Argentina de Realidad.ob.cit.p.11: “Con la guerra surgieron nuevos proyectos editoriales –entre 1943 y 1944 el número de casas editoras pasó de 69 a 156, para estabilizarse en 100–“.

[41] PEDRONI, Juan C.  Semblanza de Argos.ob.cit.

[42] Testimonio de Luis Alberto Romero. Correo electrónico. 17 de diciembre de 2023. A la fecha no contamos con mayor información sobre la trayectoria del citado Combescot.

[43] En esas tareas colaboraban Atilio Rossi (exiliado del fascismo, radicado en 1935 eximio diseñador y diagramador), Silvio Baldessarri, Juan B. López, Agustín Medina, Eduardo Giannini Ricardo Lara y la destacada fotógrafa Grete Stern.

[44] En algunos casos la imprenta López tenía la mitad del paquete accionario.

[45] Véase el relato sobre los asados de los sábados en el corral contiguo a la Imprenta de Chiesino en Avellaneda en AYALA, Francisco.ob.cit.p.292.

[46] Así las denominó uno de ellos, PEÑA LILLO, Arturo. Los encantadores de serpientes. Buenos Aires, Peña Lillo, 1965.p.110-111.

[47] Testimonio de Luis Alberto Romero. Correo electrónico 17 de diciembre de 2023.

[48] LOEDEL ROIS, Germán. Losada, Sudamericana y Emecé: el puente traductor hispanoamericano de las tres grandes. En Mutatis mutandis. Número. Antioquía, 2018.

[49] ROMERO, José L. “Los elementos de la realidad espiritual argentina”. En Realidad. Número 6. Buenos Aires, 1948.

[50] CÁMPORA, Magdalena. Una tradición para el lector argentino. Ediciones populares de clásicos franceses, décadas del treinta y el cuarenta. En El taco en la brea. Número 5. Buenos Aires, 2017.

[51] GELI, Patricio. Revolución en la Gran Guerra: el Partido Socialista de la Argentina ante la anomalía rusa de 1917. Tres breves consideraciones sobre una mirada temprana. En Revista Prismas. Número 21, 2017. HERRERA, Carlos. Jaurès en Argentina. La Argentina de Jaurès. En Revista Estudios Sociales. Número 37, 2009.

[52] Llevaba cartas de presentación para los dirigentes del PSF, entre ellas una dirigida al Presidente de la República Leon Blum. Romero envío una serie de notas al diario La Razón de Buenos Aires, donde su hermano Manuel ocupaba un lugar importante en la Redacción,  cuyos honorarios costearon parte de los gastos del viaje. La serie se titulaba “Europa vista desde Europa”, y se consignaba su envío “por avión”, toda una novedad por entonces. Allí figura “El hombre medio frente a su destino”. Marzo de 1936 y “Meditación del Arco del Triunfo”. Marzo de 1936. En “Francia y la pequeña burguesía” de  Febrero de 1936, cita a Louis Madelin a quien publicará diez años después.

[53] Fue destituido por el régimen de Vichy y repuesto en 1945. Señalaba en su diagnóstico: “el libro francés ha perdido terreno, Francia ha estado ausente cuatro años de América Latina, mientras tanto han aumentado las ediciones locales gracias a la iniciativa de numerosos refugiados españoles”. Proponía que la Oficina se ubicara en el Instituto francés de Buenos aires, conciliando práctica comercial con finalidad cultural: “centro comercial de representación, información, coordinación, transmisión de información a los editores, defensora de intereses comerciales”. Además de la tarea de información proponía un servicio de traducciones para favorecer a las librerías locales y a editores interesados. PELOSI, Hebe. Argentinos en Francia, franceses en Argentina. Buenos Aires, Ed. Ciudad Argentina, 1999. p.419.

[54] Id., p.412 y ss. Pasteur y Ronze darán varias conferencias en Buenos Aires.

[55] En este punto hay que destacar la actuación de Roger Caillois, cuyo papel trasciende largamente su relación con Victoria Ocampo y la Revista Sur. Luego de su estancia en Buenos Aires, en la que contribuyó a fundar el Instituto Francés de Estudios Superiores, dirigió la revista Lettres Françaises y se desenvolvió como referente de la École Libre des Hautes Études con sede en Nueva York, volvió a París desde donde tramitó traducciones de autores argentinos para Gallimard así como gestionó derechos de autores franceses para editoriales argentinas. En la Correspondencia Victoria Ocampo-Roger Callois (1939-1978). Buenos Aires, Sudamericana, 1999, existen referencias en los intercambios de los años 1945-1947.

[56] Los Anales de Buenos Aires. Número 7, Julio de 1946, “dedicado especialmente a Francia”. Sur. Número 147-148-149.  Enero-Febrero-Marzo de 1947, “dedicado a Francia”, tal como señala Victoria Ocampo en la Introducción.

[57] Martínez Estrada intentó publicar por Argos su libro sobre Hudson, habiendo entregado los materiales a la editorial. Carta de Ezequiel Martínez a Arnaldo Orfila Reynal. 22 de febrero de 1949. En ADAM, Carlos.ob.cit.p154. Dos años después fue publicado por Fondo de Cultura Económica.

[58] En ese sentido proseguían una tradición de las editoriales del mundo de entreguerras, recostadas sobre una sensibilidad progresista, configuradas como empresas culturales, con un programa de lecturas definido orientado a un público en constante ampliación. Véase ROMERO, Luis A. Una empresa cultural: los libros baratos. En GUTIÉRREZ, Leandro; ROMERO, Luis A. Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra. Buenos Aires, Siglo XXI, 2007 (1995).p.47 y ss.

[59] Sobre estas revistas puede consultarse con utilidad a ORY, Pascal; SIRINELLI, Francois. Los intelectuales en Francia. Del caso Dreyfus a nuestros días. Valencia, PUV, 2007. p.131.

[60] HALPERIN DONGHI, Tulio. “El lugar de J. L.Romero en la historiografía argentina”. En ROMERO, José L. Las ideologías de la cultura nacional y otros ensayos. Buenos Aires, CEAL, 1982.p.194. DEVOTO, Fernando. “Itinerario de un problema: Annales y la historiografía argentina (1929-1965)”. En Anuario del IEHS. Número 10. Tandil, 1965. p.161 y ss. Señala similitudes de situaciones entre Braudel y Romero (marginalidad, necesidad de organizar redes transnacionales para superar su débil posición y las posturas renovadoras), marca la distancia entre las concepciones de uno y otro mediante el contraste de textos de época (el texto fundacional de Imago Mundi y La historia y las ciencias sociales respectivamente). Con un inicio de intercambio de referencias y materiales para el estudio de la sociedad medieval, esas relaciones fructificarían más tarde, tras la visita de Romero a París en 1957.

[61] Las obras de Marc Bloch Los reyes taumaturgos (1924), Los caracteres originales de la sociedad rural francesa (1931),  La sociedad feudal (1939-1940) o el ensayo La extraña derrota (1946) no habían sido aún traducidas.

[62] VALÉRY, Paul. Introducción a la poética. Buenos Aires, Argos, 1944. Salió de los talleres “Universo” el 31 de diciembre de 1944.  El poeta y escritor aún vivía. Romero conocía su obra y lo había citado en varias ocasiones en el marco de sus escritos sobre la crisis de entreguerras. ROMERO, José L. La formación histórica. Santa Fe, Instituto Social Universidad Litoral, 1933. p.15.

[63] PEDRONI, Juan C. La serie El arte y los artistas de la editorial Argos. Ob.cit.p.36.

[64] TROYAT, Henri. La araña. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción Gregorio Aráoz. Lev Aslanovich Tarásov, nacido en Rusia en 1911. Francés por adopción. Para ese entonces había escrito Día Falso (1939), La Araña (1938) y Fosa Común (1939).  Luego desarrolló una prolífica obra en el ámbito de la novela histórica.

[65] GERALDY, Paul. El hombre y el amor. Buenos Aires, Argos, 1949. Traducción Andrés L. Esquibel.  Poeta y dramaturgo, nacido en París en 1885, su nombre real era Paul Lefevre. Autor de la recopilación de los poemas Tu y yo (1912); relatos llevados al teatro como El preludio (1938) y obras de teatro como Amar (1921) y Robert y Marianne (1925). Es dable pensar que se trató de un acuerdo basado en el conocimiento de Combescot con el autor o de un ofrecimiento a la editorial para comercializar su obra.

[66] COLETTE. Julia de Carneilhan. Buenos Aires, Argos, 1946.  Traducción de José María Quiroga Plá. Sidonie Gabrielle Colette, parisina, nacida en 1873. Novelista, periodista, libretista y artista de revista y cabaré. Su novela Gigi del año 1944 la catapultó a la fama.

[67] NAVEL, George. Trabajos. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción de Clotilde Chabalier. Charles Francois Victor Navell,  nacido en Nancy en 1904. De humilde origen campesino, participó de la Universidad de la Unión, fue voluntario en la Guerra Civil Española integrando la columna Ascaso. De tendencia libertaria, reivindicó su condición de trabajador en sus libros de carácter autobiográficos, entre los que se destacó el publicado por Argos.

[68] CHARDONE, Jacques. Románticos. Buenos Aires, Argos, 1947. Jacques Boutelleau, nacido en Barbezieux en enero de 1884. Escritor. El libro data de 1937, previo al colaboracionismo del escritor.

[69] MILLE, Pierre. El hombre que vio las sirenas. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Arturo Serrano Plaja. Destacado periodista y escritor. Nacido en Choisy le Roy en 1864.  Dedicó buena parte de su vida a la Asociación de escritores coloniales. Falleció en 1941.

[70] RIVAL, Paul. La loca vida de la reina Margot. Buenos Aires, Argos, 1950. Traducción de José María Quiroga Plá. Escritor. Entre sus títulos se destacaron César Borgia (1931), Marceu (1938), Las seis mujeres de Enrique VIII (1936).

[71] Id.,

[72] BODEL, Jean. El juego de San Nicolás. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de José Luis Romero. Poeta y dramaturgo francés, nacido en Arras en 1165. Autor de la obra Chanson des saisnes.

[73] GIONO, Jean. Nacimiento de la Odisea. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción de Julio Cortázar. Participó de la Asociación de Artistas y Escritores Revolucionarios de orientación comunista a principios de los años treinta. Miembro  y animador de los encuentros de Contadour y desde 1935 participó de la revista Vendredi. Sufrió arrestos por su posición irreductiblemente pacifista. Durante la ocupación nazi sostuvo una posición de carácter individual en la resistencia. 

[74] DUHAMEL, Georges. La piedra de Horeb. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción realizada por el poeta catalán emigrado en París, Efrén Hermida. Miembro de la Academia de Francia. Reconocido por su actitud independiente en tiempos de la ocupación nazi.

[75] OSSORIO Y GALLARDO, Ángel. Diálogos femeninos. Buenos Aires, Argos,1947. Fue el último embajador de la República española en Argentina. Tras entregar la embajada en 1939, quedó exilado en Buenos Aires, en la que murió en 1946. De origen demócrata cristiano, participó activamente en tiempos de la República y fue embajador en París, antes de ir a la Argentina. Con una vasta producción histórica y jurídica, incluyó títulos vinculados a la participación política de las mujeres.

[76] DE ALMEIDA, Manoel A. Memorias de un sargento de milicias. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción y prefacio de Francisco Ayala. Médico y periodista brasilero de mediados del siglo XIX. Falleció muy joven por lo que su obra principal fueron  las Memorias…en las que retrata la realidad de los sectores medios y bajos de su país. Según Ayala: “por sugestión de Baudizzone, traduje Las memorias de un sargento de milicias, esa singular novela del malogrado brasileño Almeida, extraña, divertida y probablemente inconclusa”. AYALA, Francisco. ob.cit.p.329.

[77] GIONO. Juan Azul. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Virgilio Piñera y Humberto Rodríguez Tomeu.

[78] EÇA DE QUEIROZ, José María. Los Maias. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de A. González Blanco. Escritor y diplomático portugués de la segunda mitad  del siglo XIX. Cultor del realismo, en esta perspectiva su obra más afamada fue justamente la editada por Argos.

[79] VILLARINO, María. La sombra iluminada. Buenos Aires, Argos, 1946. Luz de memorias. Buenos Aires, Argos, 1947. Nacida en Chivilcoy en 1905. Colaboraba en las revistas Nosotros y Sur. En el periodismo escribía asiduamente en el Diario La Nación.

[80] VILLARINO, María. Tiempo de angustia. Buenos Aires, Viau, 1937.

[81] COMISION NACIONAL DE CULTURA. Guía de la actividad intelectual y artística de la Argentina. Buenos Aires, 1948.

[82] GOMBROWICZ, Witold. Ferdydurke. Buenos Aires, Argos, 1947.

[83] PIÑERA, Virgilio. Ensayos selectos. Madrid, Editorial Verbum, 2015.p.165 y ss.

[84] PIÑERA, Virgilio. “Witold Gombrowicz: Ferdydurke”. En Realidad. Número 3. Mayo-Junio 1947.p.269 y ss.

[85] MANZI, Joaquín. 1939 y después: el largo invierno austral de Gombrowicz y Caillois. En MANZONI, Celina (Dir). Rupturas. Historia crítica de la literatura argentina. Buenos Aires, Emecé Editores, 2009.p.427.

[86] GAUTIER, Jean-Jacques. Historia de un suceso policial. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Nélida Orfila. Escritor y crítico teatral. Nacido en 1908 en Essomes-Sur-Marne. Trabajó en  L’echo de París, L’Époque hasta la guerra en que fue detenido por los nazis. Colaboró en Le Figaro. Fue secretario general de la Comedie Francaise hasta 1946.

[87] TRIOLET, Elsa. El caballo blanco. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: José María Quiroga Plá. Nacida en Moscú en 1896. Su nombre real era Elza Yurievna Kagán.  Casada con un militar francés, tomó su apellido. Obras: Tahití (1925), Fresa silvestre (1926), Camuflaje (1928) y Collares (1930). Participó del movimiento surrealista en París. Casada con Louis Aragon, se enroló en la resistencia francesa. Escribió las novelas: Buenas noches, Teresa (1938), Caballos blancos (1943) y El primer enganche cuesta doscientos francos, con el que obtuvo el Premio Goncourt en 1945.

[88] MERIMEÉ, Prosper. Diana de Turgis, Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: José A. Mora Guarnido. Escritor e historiador francés del siglo XIX. Autor de Carmen, que inspiró la ópera homónima de Bizet. Fue Presidente de Monumentos históricos de Francia. Tradujo autores rusos al francés. Visitó España en varias oportunidades. La mayor parte de sus relatos se sitúan en estos dos últimos países.

[89] NIZAN, Paul. La conspiración. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: Arturo Serrano Plaja. Nacido en Tours en 1905. Estudió en la Escuela Normal de París. Participó del fascio parisino de Valois en 1925. Luego se afilió al PCF desde 1927. Participó en sus empresas periodísticas. En 1930 publicó Aden, Arabie. Fue diputado por el Partido Comunista en 1931. Ese mismo año publicó Los perros guardianes y en 1933 Antoine Bloyé. Crítico del pacto Ribentropp-Molotov. Murió en la batalla de Dunquerque.

[90] Al igual que la colección de Geraldy, esta iniciativa parece fruto de un acuerdo directo de Combescot con la autora o a través de un agente literario. Francois Carcopino – Tussoli, había nacido en Noeméa en 1886. Poeta y novelista. Autora de una vasta obra, había sido designada miembro de la Academia Goncourt en 1937.

[91] JALOUX, Edmond. Edgar Poe y las mujeres. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción por Virgilio y Humberto Rodríguez Tomeu. Nacido en Marsella en 1878. Autor de una vasta obra en la que se destacó su Historia de la literatura de Francia.

[92] PORCHÉ, Francois. Baudelaire y la presidenta. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Eduardo Joubin Colombres. Poeta, dramaturgo y crítico parisino nacido en 1877. Gran Premio de Literatura de 1923.

[93] DUMESNIL, René. El gran amor de Flaubert. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Roberto José Pifarré. Nacido en Rouen en 1879, se destacó como escritor y crítico de artes. Especializado en Flaubert. Escribió varios volúmenes sobre  historia de la música  en Francia.

[94] GERHARDT, Federico. Temas y autores argentinos y latinoamericanos en proyectos editoriales de los exiliados gallegos en la Argentina durante la década del cuarenta. En Kamchatka. Revista de análisis cultural 7. Buenos Aires, 2016.p.73.

[95] Romero Brest, luego de señalar su admiración por Ortega y Gasset, señalaba en su autobiografía: “Entre los nuestros el que más influyó fue Francisco Romero, de quien me hice amigo hacia el fin de los años veinte: seguí todos sus cursos en la Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, y en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, La Plata, y tuve frecuentísimas charlas con él, desde luego más fructíferas aún que las clases. Sin él creo que jamás hubiera comprendido en qué consistía la filosofía, ni hubiera adquirido los hábitos de seriedad intelectual que tengo”. ROMERO BREST, Jorge. Autobiografía. Ob.cit. Romero luego de señalar “que fue discípulo de Rómulo Carbia, de Ricardo Levene, de Carlos Heras, de Emilio Ravignani y sobre todo de Clemente Ricci…” señaló que “fui discípulo privado de un filósofo….Mis conversaciones con mi hermano empezaron a los diez o doce años. Así que cuando yo llegué a la universidad y me encontré con los maestros del oficio que yo había elegido, ya tenía un panorama considerable de ideas, que además seguí enriqueciendo permanentemente”.  LUNA, Félix.ob.cit.p.17.

[96] “Profundamente impresionado por el arte medieval, mis primeros estudios fueron sobre el arte bizantino y el arte de los cementerios cristianos de Roma. Tema que agoté en mi segundo viaje a Europa (1938), no sólo porque visité casi todos los cementerios romanos, sino porque completé la información bibliográfica en la Biblioteca Nacional de París”. ROMERO BREST, Jorge. Autobiografía. Ob.cit. Romero a su vez, decía: “Dentro de la historia medieval, yo tengo un campo específico, que el siglo XIV y el siglo XV. En realidad eso es lo que creo que sé bien. Lo demás lo he ido buscando y he trabajado mucho, un poco para buscar las raíces, pero esto es lo que me apasiona: el siglo XIV y XV. En el XIV y el XV aparece el gran fenómeno que es el tema del libro que estoy escribiendo ahora, que se llamará Crisis y orden en el mundo feudoburgués, y lo que estudio en él es la formación de una sociedad que se constituye primero por la yuxtaposición  de la vieja sociedad de tradición feudal y la nueva sociedad burguesa”. LUNA, Félix. Ob.cit.p.61-62.

[97] “La situación cambió con motivo de la Revolución de 1930, la cual produjo en mi la conversión hacia la desdeñada política –aunque solo como actitud personal- y hacia la izquierda, lanzándome a la lectura fervorosa de Marx, Engels y Lenin, así como de quienes exponían sus ideas.  Pero nunca fui comunista, ni pensé entonces en afiliarme a partido alguno. Lo hice más tarde (1945), al Partido Socialista, a instancias reiteradas de mi amigo Arnaldo Orfila Reynal, cuando la lucha contra Perón me hizo pensar que era necesario”. ROMERO BREST, J. Autobiografía. Ob.cit. Romero, por su parte,  se enorgullecía del Epílogo de su obra del año 1946 en la que se declaraba hombre de partido y hacía profesión de fe socialista, por lo que sostenía su inclusión en las sucesivas ediciones.  “[Soy] Un hombre que cree en la democracia socialista. Siempre me ha interesado y he escrito bastante sobre política. Por ejemplo, escribí mucho en la época de la guerra, en Argentina Libre…”. LUNA, Félix.ob.cit.p.27.                                                                                   

[98] “En 1941 creo la Cátedra de Orientación e Investigación Artísticas, en el Colegio Libre de Estudios Superiores, publico un Boletín, organizo reuniones para comentar hechos artísticos y libros, e inicio un Curso de Historia de la Arquitectura, las Artes Plásticas y Aplicadas (1942) que continuó en los años siguientes. Fruto de ese curso fueron los cuatro tomos de la Historia de las Artes Plásticas…” ROMERO, Brest. Autobiografía. Ob.cit. Romero fue miembro activo del CLES y destacaba su lugar de este modo: “Hay una cosa muy curiosa del 30 para acá, que vamos a llamarlos los ‘sistemáticos’. Hay un tipo de profesor universitario, o de estudioso de problemas sistemáticos que, o no estaba en la Universidad, o no rendía en la Universidad todo lo que quería, y que encontró su alojamiento en la otra institución fundamental de este periodo,  el Colegio Libre de Estudios Superiores, que merece toda una historia…Yo creo que es lo más importante que se hace en ese período.” GUTIERREZ, Leandro. Recuerdos de la vida literaria y cultural en los años treinta. Proyecto de Historia Oral ITDT. Disponible:

 https://jlromero.com.ar/archivos_jlr/recuerdos-de-la-vida-literaria-y-cultural-en-buenos-aires-en-los-anos-treinta-1971/  Para mayor información: CERNADAS, Mabel; LOPEZ PASCUAL, Juliana. José Luis Romero en el Colegio Libre de Estudios Superiores. Disponible en: https://jlromero.com.ar/temas_y_conceptos/pensar-con-otros-jose-luis-romero-en-el-colegio-libre-de-estudios-superiores/.

[99] En 1947 fue “…declarado cesante en mis cátedras de la Universidad de La Plata, ‘por razones de conveniencia docente’. ROMERO, Brest. Autobiografía. Ob.cit.  En el caso de Romero  “…cuando todavía no tenía un lugar permanente en la universidad, fue separado de ella en 1945, al producirse el advenimiento del peronismo”. ROMERO, L.A. ob.cit.

[100] “…fundo en 1947 los Cursos de Estética e Historia del Arte, que funcionaron en diversos locales: Librería Fray Mocho, Estudio de los arquitectos Camiccia, Oliver y Bayón, Taller Joos, Colegio de la lengua inglesa y Asociación Ver y Estimar. La idea surgió, no sólo por la necesidad de hacer algo sino por imitación de una empresa en que había colaborado el año anterior y que abortó: la Escuela Altamira, fundada por Gonzalo Losada y un grupo de artistas junto conmigo…” ROMERO, Brest. Autobiografía.Ob.cit.

[101] “…comienzo a dar cursos en la Facultad de Humanidades y Ciencias (Universidad de la República, Montevideo) como profesor titular de Historia del Arte…”. ROMERO, Brest. Autobiografía. Ob.cit.  Romero consiguió un puesto en la Universidad de la República, en Uruguay, y viajó semanalmente a Montevideo hasta 1953, cuando el gobierno peronista prohibió estos viajes”. ROMERO, L.A. ob.cit.

[102] Quien es Quien en la Argentina. Biografías contemporáneas.1947.p.796-797. Diccionario biográfico argentino. Buenos Aires, Veritas, 1948.p.734-735. La editorial subrayaba la labor de estos asesores editoriales en sus publicidades y catálogo general, como timbre de distinción.

[103] La colección completa disponible en: https://revistasdeartelatinoamericano.org/collections/show/5

[104] La colección completa disponible en:

chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/http://americalee.cedinci.org/wp-content/uploads/2017/04/IMAGO-MUNDI_ESTUDIO.pdf

[105] Diario La Razón. Un nuevo signo. 16 de octubre de 1946.

[106] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.

[107] Id.,

[108] Presentación del libro Godoy de Jacques Chastenet.Id.,p.1.

[109] Presentación del libro Cristobal Colón y la leyenda de Henri Vignaud.Id.,p.4

[110] DEGIOVANNI, Fernando. Los textos de la patria. Nacionalismo, políticas culturales y canon en Argentina. Rosario, Viterbo, 2007.MERBILHAÁ, Margarita. 1900-1919. La organización del espacio editorial. En De Diego, José L. Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010).ob.cit.p.31 y ss.

[111] Id.,

[112] Como ejemplo, puede verse: Realidad. Número 1. Enero-febrero 1947.

[113] ROMERO, José L. El ciclo de la revolución contemporánea. Buenos Aires, Argos, 1948.

[114] Solicitado y publicado por Espasa Calpe en la Colección Austral, que ya reunía más de 500 títulos. ROMERO, José L. De Heródoto a Polibio: el pensamiento histórico en la cultura griega. Buenos Aires, Austral, 1952.

[115] ROMERO, José L. La Edad Media. México, Fondo de Cultura Económica, 1949.0000

[116] ROMERO, José L. La cultura occidental. Buenos Aires, Columba, 1953.

[117] Carta de José Luis Romero a Benvenuto Terracini. Adrogué, 16 de octubre de 1950. Citado por BRAGONI, Beatriz.Biografía e historia en la agenda intelectual de José L. Romero. Disponible:https://jlromero.com.ar/temas_y_conceptos/biografia-e-historia-en-la-agenda-intelectual-de-jose-luis-romero/  Véase también la correspondencia con el español José Ferrater Mora en Fernando J. Devoto. “Los amigos ausentes. Notas sobre la correspondencia entre José Ferrater Mora y José Luis Romero”. https://jlromero.com.ar/temas_y_conceptos/los-amigos-ausentes-notas-sobre-la-correspondencia-entre-jose-ferrater-mora-y-jose-luis-romero/

[118] LESSING, Gotthold Ephraim. Laocoonte. Traducción de Amalia Raggio.240 páginas. Edición local del texto del crítico alemán del siglo XVIII.

[119] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.8.

[120] FATONE, Vicente. El existencialismo y la libertad creadora: una crítica al existencialismo de Jean Paul Sartre. Buenos Aires, Argos, 1948. Francisco Ayala realizó un comentario favorable en Realidad. Número 10. Julio-Agosto 1948.pág. 116-117.

[121] CAMPBELL, Robert. Jean Paul Sartre o una literatura filosófica. Buenos Aires, Argos, 1949. Traducción Francisco R. Llanos.

[122] RUIZ LLANOS, Francisco. en CAMPBELL, Robert. ob.cit., solapa. Distinto fue el comentario de Rodolfo Kusch en la cercana Realidad. Número 16- Julio-agosto 1949.pág.121-122 en la que, tras señalar los méritos del texto (síntesis, fuentes, opinión de adversarios, tesis principal) señalaba al autor como entusiasta existencialista y limitado en la captación del mecanismo de pensamiento de Sartre.                                                                                                                                      

[123] ROBIN, León. Moral antigua. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Raúl H. Premat. Filósofo nacido en Nantes en 1866. Especializado en filosofía griega, fue profesor en la Sorbona hasta el año 1936. Luego se desempeñó como Director del Instituto Internacional de Filosofía.

[124] Realidad. Número 3. Mayo-Junio 1947.

[125] MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel. Sarmiento. Buenos Aires, Argos, 1946.

[126] ROMERO, José L. “Ezequiel Martínez Estrada: un renovador de la exégesis sarmientina”. En Cuadernos Americanos. N° 3. México, enero-mayo 1947. Incluido en ROMERO, José L. Argentina: imágenes y perspectivas. Buenos Aires, Raigal, 1956. Carlos Alberto Erro había hecho una dura crítica en Realidad. Número 2. Buenos Aires, 1946.

[127] MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel. Poesía. Buenos Aires, Argos, 1947.

[128] ROMERO, Francisco. Filosofía de ayer y de hoy. Buenos Aires, Argos, 1947. 246 páginas.

[129] Id.,

[130] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.8.

[131] BERL, Emmanuel. El porvenir de la cultura occidental. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Eduardo Jonquiéres. 114 páginas. Periodista e historiador nacido en Le Vesinet en el año 1892. Estudió filosofía. Se unió a los surrealistas, frecuentando a Louis Aragon, Gaston Bergery y a su antiguo colega del colegio Drieu La Rochelle, con quien publicó en 1927 el periódico  Les Derniers Jours. En 1929 participó junto a George Valois, Bertrand de Jouvenel y Pierre Mendès-France de la edición del Cahiers Bleus. Por esa época conoció a André Malraux, a quien dedicó Muerte del pensamiento burgués. En los años treinta publicó la revista Marianne, representante del pensamiento radical y de izquierda, crítico del totalitarismo fascista y comunista y favorable al Frente Popular. Redactó discursos para Petain, distanciándose prontamente. Volvió a reunirse con Malraux y De Jouvenal y tras la liberación de París se concentró en la literatura.

[132] BERL, Emmanuel. El burgués y el amor. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Enrique Medina.158 páginas. Poco después (Realidad. Número 8. Marzo-Abril de 1948, pág.209-212),  publicó del autor “Reflexiones sobre la violencia”, texto de 1937-1938.

[133] SPRANGER, Eduardo. Formas de vida. Psicología y ética de la personalidad. Madrid, Revista de Occidente, 1935.

[134] SPRANGER, Eduard. Ensayos sobre la cultura. Buenos Aires, Argos, 1947. Traduccion de Amalia Raggio. 156 páginas.  La primera edición del libro databa de 1936.

[135] En el año 1944 señalaba: “Se debe a Eduard Spranger la primera sistematización rigurosa de esta disciplina, que él ha definido como un análisis estructural de la cultura. Sobre esa parece lícito aspirar a una morfología de la cultura concebida como una doctrina empírica de la regularidad de las formas culturales, supuesto desde el cual concebía Dilthey una historia universal”. ROMERO, José L. Bases para una morfología de los contactos de cultura. Buenos Aires, Institución Cultural Española, 1944. p.13. Años después, Romero tomaría contacto epistolar con el autor, lo que fructificaría en un texto de Spranger respondiendo a un interrogante sobre la existencia de una crisis contemporánea. Fue publicado en Imago Mundi, Número 12. Marzo-Junio 1956.p.14.

[136] Tomada de esta edición por Jorge A. Ramos para su Crisis y resurrección de la literatura argentina. Buenos Aires, Indoamérica, 1954.p.12.  A su vez, Jauretche la tomó de Ramos para entrevistas, conferencias y para su libro Los profetas del odio y  la yapa (la colonización pedagógica). Buenos Aires, Peña Lillo, 1967.

[137] ROMERO, Francisco. En SPRANGER, Eduard. Ensayos sobre cultura.ob.cit.solapa.

[138] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.7.

[139] GEIGER, Moritz. Estética. Buenos Aires, Argos,1947. Traduccion de Raimundo Lida. 166 páginas.Filósofo nacido en Frankfurt en 1880. Participó del círculo de Husserl. Entre 1913 y 1930 participó de la publicación del Anuario de filosofía y fenomenología. Por su ascendencia judía en 1933 emigró a Estados Unidos, donde dio clases en el Vassar College de Nueva York y en la Universidad de Standford.

[140] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.8.

[141] ORESTANO, Francesco. Los valores humanos. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción Vicente R. Quintero.

[142] DUCASSE, Curt J. El Arte. Los críticos y usted. Buenos Aires, Argos, 1949. Amalia Raggio. 190 páginas. Nacido en Angouleme en 1881. Luego de concluir los estudios secundarios se radicó en Estados Unidos, donde estudió y enseñó filosofía.

[143] ROMERO BREST, Jorge. En DUCASSE, Curt. Ob.cit.solapa.

[144] DE SANCTIS, Francesco. Ensayos sobre la crítica. Buenos Aires, Argos, 1946. 154 páginas. Selección y traducción de Gregorio Halperin.

[145] GIUSTI, Roberto. En DE SANCTIS, Francesco. Ob.cit.solapa. Participó en el movimiento revolucionario napolitano de 1848, por el cual fue preso y más tarde obligado a exiliarse. Hombre del Risorgmiento, De Sanctis se desempeñó como diputado durante varios períodos y fue ministro en el recién formado reino de Italia, en los períodos de gobierno de Cavour (1861-1862) y Ricasoli (1878-1880).

[146] BREMOND, Henri. La poesía pura. Buenos Aires, Argos,1947. 278 páginas. Traducción Julio Cortázar.  Filósofo nacido en Aix-en Provence en 1865. Ordenado sacerdote jesuita, dio clases y participó activamente de los círculos literarios estrechando relación con poetas y escritores. Sus posiciones y amistades hicieron que recibiera en varias oportunidades sanciones de la autoridad eclesiástica. Desarrolló una vasta obra de la que se destacó su Historia literaria de los sentimientos religiosos en Francia.

[147] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.9.

[148] ALAIN. Con Balzac. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción Pablo Palant. 154 páginas. Emile-Auguste Chartier, fue un filósofo, periodista y profesor nacido en Mortagne-au-Perche en 1868. De ideas pacifistas, participó en la Primera Guerra, dejando sus recuerdos plasmados en Marte o la verdad de la guerra. A partir de allí fue crítico del fascismo y se opuso al belicismo. Autor de notas y ensayos (propos) y de numerosos libros entre los que se destacaron Elementos para una doctrina radical (1925), El ciudadano contra los poderes (1926) e Ideas (1932).

[149] FARINELLI, Arturo. El romanticismo en Alemania. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción Virgilio Piñera. 204 páginas. Crítico italiano especializado en literatura española y alemana. La primera edición databa de 1911.

[150] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.9.

[151] GIDE, André. Oscar Wilde. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de Luis M. Baudizzone.

[152] ARGOS. Catálogo general, 1948.p.9.

[153] HATZFELD, Helmut A. Superrealismo. Observaciones sobre pensamiento y lenguaje del superrealismo en Francia. Buenos Aires, Argos, 1951. Traducción por Carlos Frías. Filólogo, hispanista y cervantista alemán nacido en 1892. Radicado en Estados Unidos, se distinguió por el estudio de las literaturas comparadas.

[154] CHASTENET, Jacques. Godoy, príncipe de la paz. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción: Josefina Ossorio. 272 páginas. Diplomático, periodista e historiador nacido en Castaing en 1893. Entre sus obras se destacaron Willliam Pitt, Wellington  y  El Parlamento de Inglaterra.

[155] ARGOS. Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.3.

[156] GEBHARD, Emile. Los jardines de la historia. Buenos Aires, Argos,1947. Traducción: Alina Rachou. 222 páginas. Escritor y académico nacido en Nancy en 1839. Falleció en 1909. Entre sus obras se cuentan: El renacimiento y la reforma (1877), Los orígenes del renacimiento en Italia (1879) y Narradores florentinos en la Edad  Media (1901).

[157] Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.4.

[158] Id.,

[159] SARMIENTO, Domingo F. Vidas de Fray Félix Aldao y El Chacho. Buenos Aires, Argos, 1947. 238 páginas.

[160] ROMERO, José L. SARMIENTO, Domingo F. ob.cit.solapa.

[161] ARGOS. Catálogo general, 1948.ob.cit.p.3.

[162]  MADELIN, Louis. Los grandes servidores de la monarquía. Buenos Aires, Argos,1947. Traducción de José María Quiroga Plá. 170 páginas. Historiador, nacido en Neufchateau en 1871. Biógrafo de Fouché, realizó la reconstrucción del tiempo del Consulado y el Imperio. Diputado conservador entre 1924 y 1927. Ingresó a la Academia en 1925. 

[163] ROMERO, José L. en MADELIN, Louis.ob.cit.solapa.

[164] Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.4.

[165] Id.,

[166] HUC. Recuerdos de un viaje por la China. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción Francisco Ruiz Llanos. 580 páginas.

[167] ARGOS. Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.3.

[168] VIGNAUD, Henri. Cristóbal Colón y la leyenda. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de José María Quiroga Plá. 192 páginas. Nacido en Nueva Orleans en 1930. Radicado en París. Presidió a la Asociación de Americanistas. La mayor parte de su obra se orientó al estudio de la vida y obra de Cristobal Colón.

[169] Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.3.

[170] BOCACCIO, Giovanni. Vida de Dante. Buenos Aires, Argos, 1948. 144 páginas. Traducción de Segundo A. Tri.

[171] ROMERO, José L. La “Vida de Dante” de Bocaccio. En BOCCACCIO, Giovanni.ob.cit. Disponible en: https://jlromero.com.ar/textos/estudio-preliminar-1947/

[172] Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.4.

[173] CALMETTE, Joseph. Carlomagno. Buenos Aires, Argos, 1948.Traducción Delia L. Isola.  304 páginas. Historiador nacido en Perpiñan en 1893. Especializado en los estudios medievales, produjo una extensa obra en la que se destacaron los títulos: El mundo feudal (1934) y El derrumbe de un imperio y el nacimiento de Europa (1941).

[174] ARGOS. Catálogo general, 1948. Ob.cit.p.5.

[175] Id.,

[176] COHEN, Gustave. La gran claridad de la Edad Media. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de José L. Romero. Historiador nacido en Saint-Josseten-Nodde, Bélgica, en 1879. Adoptó la nacionalidad de su padre de origen francés, convirtiéndose al catolicismo en 1943. Actuó como voluntario en la Primera Guerra. Profesor de literatura medieval en la Sorbona, junto a otros profesores como Marc Bloch y Henri Focillon en los años treinta. Con la ocupación se exilió en Estados Unidos. Cofundador de la Ecole Libre des Hautes Études, de Nueva York. Publicó libros sobre el teatro y la literatura francesa en la Edad Media.

[177] BETANCOURT MENDIETA, Alexander. Historia, ciudad, ideas. La obra de José Luis Romero. México, Universidad Autónoma de México, 2001. Señaló la influencia de Cohen en relación a  la idea de la Edad Media como configuración originaria de la cultura occidental. En el capítulo “La llamada Edad Media” de su libro La biografía y la historia. Buenos Aires, Sudamericana, 1945.p.190 Romero citaba “la provechosa lectura de las breves y luminosas páginas de Gustavo Cohen, que ha querido titular su último libro, con intención justiciera y polémica, La grande clarté du Moyen Age”. Esta nota había sido publicada en el diario La Nación.

[178] COHEN, Gustave. La gran claridad de la Edad Media. Ob.cit.p.7.

[179] RAMA, Carlos. Gustave Cohen. La gran claridad de la Edad Media. Argos, Buenos Aires, 1948. Realidad. Número 11.Septiembre-Octubre 1948.pág.241-243.

[180] LOISY, Alfred. El nacimiento del cristianismo. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción: Tomás V. Ruiz. Teólogo nacido en Ambriéres en 1857. Bajo la influencia de Adolfo von Harnack y en cercanía de Renan comenzó a utilizar el método crítico y una perspectiva historicista para la reconstrucción de la vida de la Iglesia primitiva.

[181] GUERNIER, Eugène. Jacques Cartier y el pensamiento colonizador. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de Arturo Serrano Plaja. Economista  y empresario nacido en Saint Malo en 1882. Especializado en relaciones económicas entre Africa y Europa. Desde 1949 fue miembro de la Academia de Ciencias Coloniales.

[182] PELOSI, Hebe. Ob.cit.p.430.

[183] ROMERO, José L. En GUERNIER, Eugéne. Ob.cit.solapa.

[184] MONNIER, Philip. El “quattrocento”. Historia literaria del siglo XV italiano. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción Francisco Ruiz Llanos. Escritor suizo nacido en 1864, especializado en historia de Italia y en particular de Génova.

[185] CHASTENET, Jacques. El parlamento de Inglaterra. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: José María Quiroga Plá. 230 páginas.

[186] CHASTENET, Jacques. William Pitt. Buenos Aires, Nova, 1945. CHASTENET, Jacques. Godoy.Buenos Aires, Argos,

[187] ROMERO, José L. “Jacques Chastenet”. Reseña El Parlamento de Inglaterra. en La Nación. 18 de septiembre de 1947.

[188] Id.,

[189] CHASTENET, Jacques. El siglo de la reina Victoria. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción: Francisco Ruiz Llanos.

[190] ROMERO, José L. El ciclo de la revolución contemporánea. Buenos Aires, Argos, 1948.

[191] AYALA, Ramón. En ROMERO, José L.ob.cit.solapa.

[192] CAPITAN, Louis;  LOURIN, Henri. El trabajo en América, antes y después de Colón. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de Raúl A. Cortázar.

[193] RENARD, Georges; WEULERSSE, G. Historia económica de la Europa Moderna. Buenos Aires, Argos, 1949. Traducción: Ana María R. de Aznar.

[194] ROMERO, José L. “Le Travail dan la Préhistoire”. En Nosotros. Número 228, 1928.

[195] Para el análisis de la serie en el marco de la historia del arte recomendamos PEDRONI, José C. La serie El arte y los artistas de la editorial Argos. Ob.cit.

[196] CORAJOUD, Louis. Los orígenes del arte gótico. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción: Ercilia B. de Ozarán. 176 páginas y 6 ilustraciones. Fue conservador del Museo del Louvre y profesor de la escuela anexa durante décadas. Falleció en 1896.

[197] AUBRY, Jean. La música y  las naciones. Buenos Aires, Argos, 1946. Traducción: Teba Bronstein. 260 páginas. Crítico musical  nacido en Le Havre en 1882. Entre 1918 y 1930 residió en Londres publicando la revista Chesterian. Luego regresó a Francia. Amigo de Ravel y Debussy.

[198] ARGOS. Catálogo, 1948. Ob.cit.p.5.

[199] SARFATTI, Margarita. Espejo de la pintura actual. Buenos Aires, Argos, 1948. Para comprender de mejor modo esta relación pueden verse las opiniones de Romero sobre su rol bajo el fascismo en Recuerdos de la vida literaria y cultural en Buenos Aires en los años treinta. Entrevista, 1971. En Proyecto historia oral. ITDT-Universidad de Columbia. AYALA, Francisco. ob.cit. p.571 menciona la relación de amistad de Sarfatti con Victoria Ocampo.

[200] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.6.

[201] LANCELOTTI, Mario. El violin y sus maestros. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de  Eduardo Jonquières. 128 páginas. Músico, cuentista y ensayista nacido en Buenos Aires en 1909. Obras: Cuatro ensayos sobre Paganini, Filosofía del violín, El Universo de Kafka. A la muerte de Martínez Estrada ordenó el texto Paganini del escritor.

[202] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.7.

[203] POUSIN, Nicolás. Las cartas de N.P. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: Carlos Fayard. 262 páginas. Pintor nacido en Normandía en 1594. La mayor parte de su vida estuvo pintando en Italia, excepto cuando Richelieu lo convocó para ser el pintor del monarca. Apegado al clasicismo, sus obras principales se conservaron en el Museo del Louvre y en el Museo del  Prado.

[204] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.6.

[205] GILLET, Louis. El arte religioso de los siglos XIII al XVII. Historia artística de las órdenes mendicantes. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción por Adela Terragno. 238 páginas. Historiador del arte y la literatura nacido en París en 1876.  Desde 1935 formó parte de la Academia de Francia.

[206] ROMERO BREST, Jorge. En GILLET, Louis.ob.cit.solapa.

[207] PIÉRARD, Louis. Manet, el incomprendido. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción: Concepción Ossorio. 166 páginas, 13 ilustraciones. Nacido en Bélgica en 1886. Fue un militante político del socialismo que abogó por el sufragio universal. Fue diputado por primera vez en 1919.

[208] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.6.

[209] CENNINI, Cennino. El libro de arte. Buenos Aires, Argos, 1947. Traducción de Ricardo Resta. 200 páginas. 7 ilustraciones. Pintor  nacido en Colle di Val d’Elsa en 1370.

[210] MEÁUTIS, Georges. Las obras maestras de la pintura griega. Buenos Aires, Argos, 1951. 190 páginas. 2 ilustraciones. Nacido en 1890 en Montreaux, fue un helenista destacado que se desempeñó como catedrático de la Universidad de Neufchátel.

[211] ARGOS. Catálogo General, 1948. Ob.cit.p.7.

[212] ADRIANI, Bruno. Los problemas del escultor. Buenos Aires, Argos, 1949. Traducción: Gontrán P.Le Bellot. 126 páginas. Nacido en 1881 en Werne. Se desempeñó como censor teatral y literario en Prusia. En 1930 emigró a Suiza y luego a Estados Unidos, donde quedó establecido.

[213] ROMERO BREST, Jorge. En ADRIANI, Bruno. Ob.cit, solapa.

[214] GOETHE, Wolfgang J. Benvenuto Cellini, en su patria y su época. Buenos Aires, Argos, 1949. Traducción Julio Fingerit.55 páginas.

[215] PREVIATI, Gaetano.La técnica de la pintura y el divisionismo. Buenos Aires, Argos, 1950. Traducción: Renata Donghi de Halperin. Pintor nacido en Ferrara 1852 y fallecido en 1920. Estudioso de las técnicas de la pintura a la luz de los principios del divisionismo.

[216] ROMERO BREST, Jorge. En. PREVIATI, Gaetano. Ob.cit.solapa.

[217] ROMERO BREST, Jorge. Pintores y grabadores rioplatenses. Buenos Aires, Argos, 1951.

[218] Id.,p.298.

[219] ARGUL, José P. Exposición de pintura. Buenos Aires, Argos, 1952.142 páginas. Crítico, historiador y escritor de arte nacido en Montevideo en 1903. Representó a su país en el exterior y fue jurado del Salón Nacional en varias oportunidades. Fue autor de Pintura francesa de los siglos XIX y XX y El pintor José Cúneo paisajista del Uruguay.

[220] Id.,pág.7-9.

[221] Id.,solapa.

[222] VENTURI, Lionello. Pintores modernos. Buenos Aires, Argos, 1953. Traducción de Jorge Romero Brest. Crítico e historiador del arte nacido en Roma en 1885. En 1931 rechazó el juramento de fidelidad a Mussolini y se exilió a París, ligándose al Movimiento Justicia y Libertad. Luego marchó a Nueva York donde enseñó en varias universidades. Después de 1945 regresó a Roma donde retomó su cátedra.

[223] Revista Ver y Estimar. Número 1. Abril de 1948.

[224] GUILLAUME, Paul. La psicología de la forma. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción: Angélica Beret. Psicólogo nacido en Chaumont en 1878, principal representante de la psicología de la Gestalt. Autor de varios textos entre los que se destacaron  La psicología del niño (1942) y la Introducción a la psicología (1943).

[225] BACHELARD, Gastón. La formación del espíritu científico. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de José Babini. Epistemólogo nacido en Bar-sur-Aube en 1884, autor de significativas obras teóricas, entre las que se destacaron: El nuevo espíritu científico (1934) y La experiencia del espacio en la física contemporánea (1937). En Realidad. Número 10- Julio-agosto de 1948, pág.104-108 Francisco Vera realizó un extenso comentario crítico.

[226] SEDGWICK, W.T.; TYLER, W. Breve historia de la ciencia. Buenos Aires, Argos, 1948. Traducción de José Babini.

[227] TIEMPO, César. Moravia, Vivian Wilde y compañía. Buenos Aires, Argos, 1953.

[228] CHAVEZ, Fermín. Alpargatas y libros. Diccionario de peronistas de la cultura. Buenos Aires, Theoria, 2003.p.131.

[229] Tiempo era miembro, del S.A.E., como se deja ver en la correspondencia con José María Samperio, Secretario General del S.A.E. de julio de 1954 con motivo de la solicitud de condena del golpe a Arbenz en Guatemala. Citado por KORN, Guillermo. Hijos del pueblo. Buenos Aires, Las cuarenta, 2017 .p.266.

[230] HERRERA, Carlos. “Argentina de Hoy: apoyando al peronismo desde la izquierda”. En PANELLA, Claudio; KORN, Guillermo. Ideas y debates en la Nueva Argentina. Revistas político-culturales del peronismo (1945-1955). Buenos Aires, Edulp, 2014. p.121.

[231] PANELLA, Claudio; REIN, Raanan. Cultura para todos. El suplemento cultural de La Prensa cegetista (1951-1955). Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2013.

[232] KORN, Guillermo. Ob.cit.p.291 y ss.

[233] TIEMPO, César.ob.cit. solapa.

[234] LIACHO, Lázaro. Prólogo. En TIEMPO, César.ob.cit.. pág.7-19.                                                                                                                                              

[235] Carta de Juan D. Perón a César Tiempo. 21 de julio de 1954. En TIEMPO, César. Querido Zeitlin. Correspondencia (1930-1976).  Buenos Aires, Eudeba, 2023.p.176-177,

[236] En carta a Máximo Yagupsky, de abril de 1954, comentaba la repercusión del libro en los medios intelectuales: “no [lo] comentaron ni ‘Davar’ ni ‘Sur’ ni ninguna revista respetable. Temor al contagio”. En carta a Emilio Soto de octubre del mismo año habla de “sistemático silencio”. TIEMPO, César. Querido Zeitlin. ob.cit.p.176 y 180 respectivamente.

[237] KOREMBLIT, Bernardo E. Romain Rollan: humanismo, combate y soledad. Buenos aires, Argos, 1953.

[238] HERRERA, Carlos. Ob.cit.p.121. PANELLA, Claudio; REIN, Raanan.ob.cit.pág.253-254.

[239] HERRERA, Carlos.ob.cit.p.133

[240] KOREMBLIT, Bernardo E. Romain Rolland, el último humanista. En La Prensa. 6 de septiembre de 1953.

[241] PEÑA LILLO, Arturo.ob.cit.p. 110.

[242] GIULIANI, Alejandra. Editores y política.ob.cit.p.182.

[243] En carta del 24 de octubre de 1954 de César Tiempo a Emilio Soto, consigna, refiriéndose a Argos: “Ahora que la editorial entró en coma puedo disponer de ejemplares y me apresuro a enviarle uno”. En TIEMPO, César. Querido Zeitlin.ob.cit.p.180. Glusberg había publicado con anterioridad a Tiempo: desde Minerva publicó su Antología poética de 1927 y desde Anaconda editó Yo hablé con Toscanini, en 1941.

[244] MARTINEZ ESTRADA, Ezequiel. Sarmiento. Buenos Aires, Argos, 1956. Salió de los talleres el 29 de marzo de 1956.

[245] Resulta importante señalar que para ese momento Martínez Estrada resultaba un autor disputado. Por esa época salieron ¿Qué es esto? por Lautaro, Cuadrantes del pampero por Decaulion,  Las cuarenta por Gure y Exhortaciones por Burnichon Editores. Según testimonio de Samuel Glusberg el autor se sintió molesto por la omisión de esas referencias. En MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel. Sarmiento. Buenos Aires, Sudamericana, 1968.p.9.

[246] KOREMBLIT, Bernardo E. Romain Rolland: humanismo, combate y soledad. Buenos Aires, Argos, 1955.

[247] DUCASSE, Curt. Los críticos y usted. Buenos Aires, Argos, 1958.

[248] GIDE, André. El inmoralista. Buenos Aires, Argos, 1952. 2 edición.

[249] TERAN, Oscar. “Imago Mundi: de la Universidad en las sombras a la universidad del relevo”. En Revista Punto de Vista. Número 33. Buenos Aires,1988.

[250] ACHA, Omar. ob.cit.p.85 y ss.

[251] Entre ellos se contaron Gregorio Weinberg, José Babini, Francisco Romero, Norberto Rodríguez Bustamante.  De la siguiente generación, Ramón Alcalde, fungió como secretario de redacción.

[252] SORÁ, Gustavo. Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del fondo de cultura económica y de siglo XXI. Buenos Aires, Siglo XXI, 2017.p.223 y ss.

[253] ROMERO, José L. (Dir); ROMERO, Luis A. (Dir.adj.). Gran historia de Latinoamérica. Buenos Aires, Abril, 1973.

[254] ROMERO, José L. Presentación. En ROMERO, José L. (Dir); ROMERO, Luis A (Dir.Adj.). ob.cit.p.V.

[255] Testimonio de Luis A.Romero. Correo electrónico del 31-01-2023.